2020
Compartamos este cuento con nuestras hijas.
Compartamos este cuento con nuestras hijas.
Se publicaran cuentos en diferentes tipos de formatos.
SEPTIEMBRE
AGOSTO
EL REY U
https://youtu.be/9KJMbH_nOaM
EL PAIS DE LAS LETRAS
VAMOS A CAZAR UN OSO
Tomado de youtube
JULIO
JUNIO
VACACIONES
EL REY DE LA SEMILLA
CUENTO DE LA SEMANA 1 AL 5 DE JUNIO
YO TE TENGO A TI Y TU ME TIENES A MÍ
MAYO
27 EL REINADO DE LAS FRUTAS
Compensar
Semana del 26 al 29
20-LAS FAMILIAS
Encuentro N 4
STORMY
13 y 6 DE MAYO EL AULA VIAJERA
Encuentro N 2 y 3
MI MAMÁ
ANTHONY BROWNE
EL COCO
29- EL AULA VIAJERA
Encuentro N 1
MIEL
https://xn--cuentoscortosparanios-ubc.org/la-leyenda-de-los-angeles-de-la-guarda/
Tomado de cuentos cortos para niños
ABRIL
http://www.cuentosparacolorear.com/pictograma-los-tres-cerditos.html
Tomado de Youtube
MARZO
FEBRERO
PINOCHO
Tomado de YOUTUBE
2019
OCTUBRE
EL HORMIGUERO
Valor de la veracidad.
SEPTIEMBRE
LA MISTERIOSA GOTA DE AGUA
AGOSTO
LA MEJOR FAMILIA DEL MUNDO
JULIO
LA ESTRELLA Y LA LUCIÉRNAGA
JUNIO
UN CUENTO EN PICTOGRAMA
MAYO
LA RATITA PRESUMIDA
https://youtu.be/RgOqEqXYCZs ABRIL
EL ENANO SALTARÍN
https://www.chiquipedia.com/cuentos-infantiles-cortos/cuentos-clasicos/el-enano-saltarin/
MARZO
https://youtu.be/ToUvZl6Sup0
lA INCREIBLE MAMÁ DE ROBERTA
https://muchoscuentos.jimdo.com/cuentos-cl%C3%A1sicos/la-bella-y-la-bestia/
OCTUBRE
SEPTIEMBRE
TOMADO DE YOUTUBE
https://youtu.be/UbqMTtVZ9EU
AGOSTO
UN,DOS,TRIS TOCA MI NARIZ
JULIO
https://maguared.gov.co/don-juan-bolondron/
MAYO
https://maguared.gov.co/menique/
ABRIL
https://maguared.gov.co/el-patito-feo/
MARZO
LA JIRAFA DROMEDARIA
https://www.bosquedefantasias.com/recursos/cuentos-infantiles-cortos/cuento-la-jirafa-dromedaria
FEBRERO
EL OSO PARDO
2017
NOVIEMBRE
PORQUE EL SOL NUNCA SE HA CASADO.
https://www.mundoprimaria.com/reproductor-de-audio/?cid=175
OCTUBRE
MITOS Y LEYENDAS
Tomado de:http://www.cuentosinfantilesadormir.com/cuento-laleyendadelosunicornios.html
Los unicornios vivían en la India y tenían el cuerpo de caballo, con patas de antílope, barba de chivo y un cuerno recto en la frente. Los unicornios eran de color blanco.
Estos animales no podían ser vistos por toda la gente, sino solo por aquellos que fueran bondadosos y puros de corazón. Se supone que sólo las jóvenes doncellas podían cuidarlos y protegerlos. También es por este motivo, que emplearon a estas doncellas para atraparlos.
Una de las únicas maneras de capturar a un Unicornio, era recurriendo a los encantos de las inocentes doncellas de corazón puro, a las que los Unicornios se acercaban ingenuamente atraídos por su pureza y gustaban de apoyar su cabeza en los regazos de ellas. Cuando estaban distraídos, eran atrapados de inmediato por los ambiciosos Cazadores que les cortaban los cuernos haciéndolos morir por la falta de este. .
Para desgracia de estos animales, si se les quitaba su cuerno, morían al instante.
Durante la Edad Media, muchos nobles buscaban este trofeo y ofrecían grandes recompensas para quién pudiera conseguirles un cuerno de unicornio de la India. Esta práctica llevó a la extinción de estos animales mágicos.
El unicornio era un animal solitario y tímido, sin embargo, podía ser muy agresivo, por lo que su captura resultaba particularmente difícil.
Se consideraba que brindaba protección contra todos los venenos conocidos y también contra las enfermedades incurables. Era creencia que quien ingiriera alguna poción preparada con cuerno de unicornio, viviría eternamente.
Los nobles consumían el cuerno molido preparado con la comida o la bebida, y su acción era más intensa si la copa estaba hecha con un cuerno de este animal.
En realidad, las copas de cuerno de unicornio debían estar hechas con cuernos de rinoceronte o con el colmillo de la ballena narval. La narval macho desarrolla uno de sus colmillos más que el otro, pudiendo llegar a medir hasta tres metros de longitud, este colmillo es torneado.
El unicornio es símbolo de libertad, pureza, la fuerza, el valor y la magia.
Estos animales no podían ser vistos por toda la gente, sino solo por aquellos que fueran bondadosos y puros de corazón. Se supone que sólo las jóvenes doncellas podían cuidarlos y protegerlos. También es por este motivo, que emplearon a estas doncellas para atraparlos.
Una de las únicas maneras de capturar a un Unicornio, era recurriendo a los encantos de las inocentes doncellas de corazón puro, a las que los Unicornios se acercaban ingenuamente atraídos por su pureza y gustaban de apoyar su cabeza en los regazos de ellas. Cuando estaban distraídos, eran atrapados de inmediato por los ambiciosos Cazadores que les cortaban los cuernos haciéndolos morir por la falta de este. .
Para desgracia de estos animales, si se les quitaba su cuerno, morían al instante.
Durante la Edad Media, muchos nobles buscaban este trofeo y ofrecían grandes recompensas para quién pudiera conseguirles un cuerno de unicornio de la India. Esta práctica llevó a la extinción de estos animales mágicos.
El unicornio era un animal solitario y tímido, sin embargo, podía ser muy agresivo, por lo que su captura resultaba particularmente difícil.
Se consideraba que brindaba protección contra todos los venenos conocidos y también contra las enfermedades incurables. Era creencia que quien ingiriera alguna poción preparada con cuerno de unicornio, viviría eternamente.
Los nobles consumían el cuerno molido preparado con la comida o la bebida, y su acción era más intensa si la copa estaba hecha con un cuerno de este animal.
En realidad, las copas de cuerno de unicornio debían estar hechas con cuernos de rinoceronte o con el colmillo de la ballena narval. La narval macho desarrolla uno de sus colmillos más que el otro, pudiendo llegar a medir hasta tres metros de longitud, este colmillo es torneado.
El unicornio es símbolo de libertad, pureza, la fuerza, el valor y la magia.
SEPTIEMBRE
La ratita digna. Cuento con valores para niños
Cuento sobre la amistad verdadera para leer a los niños
La amistad puede llegar de quien menos te lo esperas. Nos referimos a la amistad verdadera, claro. Con este cuento de La ratita Digna, tus hijos aprenderán a diferenciar a los 'conocidos' de los que de verdad son amigos.
Lee con tu hijo 'La ratita digna', un cuento con valores para hablar de amistad, bondad, solidaridad, empatía y generosidad.
La ratita digna, un cuento con valores para los niños
En el bosque todos conocían a la ratita Digna por ser buena y bondadosa. Era trabajadora, generosa y siempre prestaba su ayuda a quien lo necesitaba.
La ratita siempre tenía la ratonera llena de amigos y cualquier pretexto era bueno para celebrar allí.
Ocurrió que una mañana la ratita Digna se levantó muy mareada, se encontraba mal y no podía salir a comprar ni tenía fuerzas para atender a sus ratoncitos, por eso, decidió pedir ayuda a sus amigos:
Y dijo el águila:
- ¡Uf!, estoy taaaan liada, pasaré a verte mañana cuando esté más descansada.
Y dijo el conejo:
- Me voy a hacer un viaje, ya tengo comprado el pasaje.
Y dijo la lombriz:
- Voy a la fiesta de unos amigos, cuando vuelva cuenta conmigo.
Y dijo la mariposa:
- Quizás pueda venir mañana, he quedado con mi hermana.
Y dijo la serpiente:
- Como le dije al ciempiés, mudo de piel este mes.
Y así uno tras otro fueron dando excusas a la ratita que se quedó enferma, desolada y muy triste. Y a pesar de encontrarse tan cansada, no tuvo más remedio que salir a la calle para ir a comprar comida.
De vuelta a casa, con fiebre, encorvada y cargada con la bolsa de la compra iba arrastrando los pies por el camino cuando escuchó una voz que dijo:
- Señora rata, yo cargaré con las bolsas hasta su ratonera.
Era una culebra joven, fuerte y sonriente la que había hablado.
Cuando llegaron, los ratoncitos esperaban hambrientos pegados a la puerta y abrieron enseguida saltando alrededor de su madre.
Al ver a los cinco ratoncitos en la casa, la culebra dijo:
- Vaya a descansar señora rata, yo prepararé la comida a sus ratoncitos.
Y la ratita Digna se metió en la cama muy agradecida a la culebra.
Al día siguiente, cuando Digna despertó, la culebra había limpiado y hecho el desayuno para todos. Se había quedado allí toda la noche para cuidar de ellos. Y se quedó al cuidado de la casa y los ratoncitos hasta que la ratita se recuperó.
Algunos de sus amigos aparecieron al día siguiente para marcharse enseguida poniendo excusas de nuevo.
La ratita Digna y la culebra se hicieron amigas pero, amigas de verdad.
Y a pesar de todo, la casa de la ratita Digna sigue siendo el centro de reuniones y fiestas y, allí se sigue celebrando todo lo bueno de la vida, incluso el día de la amistad.
AGOSTO
PERICO EL CONEJO TRAVIESO
TOMADO DE :https://www.youtube.com/watch?v=ycmu13S5op0
JULIO
LUPITA DE MARIQUITA RICA
http://www.bosquedefantasias.com/recursos/cuentos-infantiles-cortos/cuento-infantil-lupita-la-mariquita-rica
JUNIO
Tomado de:https://www.google.com.co/search?q=cuentos+para+ni%C3%B1os+y+ni%C3%B1as+con+las+letras+del+abecedario&tbm=isch&imgil=KNJlyunyfwHa6M%253A%253BwxTkHzhwTllQIM%253Bhttp%25253A%25252F%25252Fwww.imageneseducativas.com%25252Fcompleta-coleccion-cuentos-ninos-ninas-las-letras-abecedario%25252Fcuentos-para-ninos-y-ninas-con-las-letras-el-abecedario-11%25252F&source=iu&pf=m&fir=KNJlyunyfwHa6M%253A%252CwxTkHzhwTllQIM%252C_&usg=__B_7elYAw4BBQpcs4HNl6S8gCw44%3D&biw=1366&bih=662&ved=0ahUKEwih2Y2YnqXUAhVGLyYKHWKNC38QyjcIPQ&ei=O4k0WeHPK8bemAHimq74Bw#imgrc=KNJlyunyfwHa6M:MAYO
Tomado de youtube.
MAYO.
TRABALENGUAS
Pata, peta,pita y pota
cuatro patas con dos patas
cada pata
Papá tapa la papa
tapa la papa papá,
papá tapa la papa ya.
(repasarlo)
ABRIL
A mi mamá
Todas las mañanas sueño al despertar
que del cielo un ángel
me viene a besar.
Al abrir los ojos
miro donde está
y en el mismo sitio veo a mi mamá.
que del cielo un ángel
me viene a besar.
Al abrir los ojos
miro donde está
y en el mismo sitio veo a mi mamá.
Autor anónimo
Cuentos para leer
EL TENEDOR Y LA CUCHARA
https://muchoscuentos.jimdo.com/cuentos-prescolares/el-tenedor-y-la-cuchara/
FEBRERO
TOMADO DE YOUTUBE.https://youtu.be/Ppi2NAGtM20
2016
DICIEMBRE
Tomado de :
http://www.hacerfamilia.com/educacion/noticia-navidad-significado-simbolos-navidenos-20141126134638.html
Navidad, el significado de los símbolos navideños
La Navidad es la época del año en la que los símbolos alcanzan mayor protagonismo. El belén, el árbol de Navidad, los regalos, los alimentos de las cenas navideñas, los villancicos, los Reyes Magos... son algunos de los rasgos que dan personalidad propia a la Navidad y que tienen un origen y un significado entrañable.
Una buena idea, mientras estamos decorando la casa con los niños, puede ser explicarles en Navidad, el significado de los símbolos navideños, ¡a ellos les encantará saberlo!
El Portal de Belén, la construcción de los belenes decorativos
Tal vez sea la construcción de los belenes lo que más ilusiona a los niños y donde más se implican: se lo pasan en grande sacando las figuritas y colocándolas con cariño en el espacio que habremos dispuesto para ello. Mientras estamos "manos a la obra" o cuando ya hayamos terminado de ponerlo, podemos contarles los orígenes de esta tradición, que viene de la iniciativa que tuvo San Francisco de Asís. Al parecer, el santo se encontraba en la comarca de Reiti en 1223 y tuvo la idea de reproducir un "belén viviente" construyendo un pesebre, utilizando animales vivos y contando con un grupo de personas que desempeñaron diferentes papeles en la representación.
La idea de reproducir la escena del Nacimiento se popularizó entre los cristianos y se empezó a utilizar figuras en lugar de personas y animales vivos. Al parecer, el primer belén hecho con figuras se construyó en Nápoles en el siglo XV. Por otra parte, Carlos III extendió la costumbre de poner un nacimiento, mientras que los frailes y misioneros en América se sirvieron de estas representaciones para facilitar la labor de evangelización. A partir de entonces, el belén se convirtió en algo indispensable en todos los hogares, en el centro de atención alrededor del cual se reunían las familias.
El origen del árbol de Navidad
Hay varias historias que narran los orígenes del árbol de Navidad. Parece ser que Alemania fue el país en el que comenzó esta costumbre, que data de la primera mitad del siglo VIII, tiempo en el que el misionero británico San Bonifacio derribó un roble mientras predicaba un sermón, para demostrar a unas personas que este árbol no era sagrado ni inviolable. Al caer el árbol, los arbustos que estaban alrededor también cayeron, salvándose únicamente un pequeño abeto. San Bonifacio, interpretando esto como un milagro, decidió llamarlo el "árbol del Niño Dios" y, los años siguientes, los cristianos celebraron la Navidad plantando abetos. A partir del siglo XVI, en Alemania se decoraron los abetos para la celebración religiosa.
Por otro lado, una leyenda cuenta que hace siglos, durante una noche de frío y nieve, un anciano leñador y su esposa recibieron una llamada en la puerta de su casa. Al abrir, encontraron a un niño pequeño y frágil que pedía asilo en su hogar. Dejaron entrar al pequeño y lo cuidaron; sin embargo, al día siguiente ya no estaba en la casa. Al salir a buscarle, el matrimonio encontró un árbol del que colgaban manzanas de oro: era la forma que tuvo el Niño Jesús de agradecer al buen corazón de aquellos que lo habían acogido.
Tarjetas de felicitación de Navidad
Los christmas o tarjetas navideñas empezaron a circular por primera vez en Inglaterra. Sir Henry Cole, en 1843 mandó a reproducir en una imprenta una escena navideña que fue pintada y dibujada por un amigo. Luego, escribió en las tarjetas unos breves deseos de felicidad y, después de firmarlas, las envió a sus familiares y amigos.
Desde el punto de vista comercial, la primera tarjeta de Navidad fue diseñada por J.C. Horsley y su venta fue un éxito total, ya que los 1.000 christmas elaborados se vendieron por completo en Londres. En 1849, el artista inglés William Egley produjo una tarjeta más popular y económica.
Los villancicos de Navidad
Los cantos que se entonan en la Navidad tienen su origen en la Edad Media y se mantienen en recuerdo de los profetas que anunciaban el nacimiento de Jesús. Las más antiguas canciones datan del siglo IV, tiempo en que la música medieval cristiana siguió la tradición gregoriana. En la Italia Renacentista surgieron canciones que se parecen mucho a lo que hoy conocemos como villancicos. El más famoso de todos, "Noche de Paz", fue escrito por el sacerdote Joseph Mohr y compuesto por el organista Franz Gruber en 1818.
La historia de los Reyes Magos de Oriente
Los Reyes Magos protagonizan el día de mayor ilusión y magia para los niños, pero ¿por qué vienen todos los años a traernos regalos? ¿Quiénes son? Se les considera astrónomos de su época, hombres de ciencia. Sus nombres son Melchor, Gaspar y Baltasar, aunque San Mateo, en su Evangelio, no lo especifica. Su historia comenzó a escribirse en el siglo III en el "Opus Imperfectum in Mattheum", aunque no se describe la fisonomía tal y como aparecen en la iconografía actual. Lo que se dice son sus edades, comprendidas entre los veinte y los sesenta años, y su raza blanca, negra y oriental. Los Reyes Magos fueron guiados por una estrella que los condujo hasta el pesebre en Belén, donde mostraron sus respetos al Niño Jesús y le homenajearon con diversos presentes dignos de un rey. Y desde entonces, traen regalos a todos lo niños del mundo, los "reyes" de la casa.
El pavo y la cena de Nochebuena
El pavo llegó a Europa procedente de tierras aztecas gracias a Hernán Cortés. Tiempo después, los jesuitas lo introdujeron en Europa para llevarlo a sus colegios y celebrar la Nochebuena con esta carne que consideraban especial. La carne de cualquier clase era el plato más importante de la comida de Navidad, basándose en las palabras que Jesús pronunciara en la Última Cena: "Esta es mi carne". Por aquel entonces, se cocinaban distintas variedades de carne o pescado como plato o principal de la cena, y se acompañaba de tortas y pasteles de laboriosa preparación y solo horneadas para esta fecha.
Teresa Pereda
LA PRINCESA QUE NO QUERÍA ENVEJECER
http://www.cuentosinfantilesconvalores.com/2014/05/laprincesa-que-no-queria-envejecer-en.html
http://www.cuentosinfantilesconvalores.com/2014/05/laprincesa-que-no-queria-envejecer-en.html
OCTUBRE
EL FLAUTISTA DE HAMELIN
http://www.elhuevodechocolate.com/cuentos/video/cuento-v5.html
SEPTIEMBRE
http://es.slideshare.net/eliseobonet/cuento-de-la-paz-2978954
AGOSTO
Cuento en pictogramas
EL PATITO FEO
http://www.pictocuentos.com/el-patito-feo/4
JULIO
RICITOS DE ORO
TOMADA DE:Google.com imagenes.
http://www.pictocuentos.com/ricitos-de-oro
JUNIO
Cuento infantil sobre la perseverancia
UGA LA ORUGA
¡Caramba, todo me sale mal! se lamenta constantemente Uga, la tortuga. Y es que no es para menos: siempre llega tarde, es la última en acabar sus tareas, casi nunca consigue premios a la rapidez y, para colmo es una dormilona.
¡Esto tiene que cambiar! se propuso un buen día, harta de que sus compañeros del bosque le recriminaran por su poco esfuerzo al realizar sus tareas.
Y es que había optado por no intentar siquiera realizar actividades tan sencillas como amontonar hojitas secas caídas de los árboles en otoño, o quitar piedrecitas de camino hacia la charca donde chapoteaban los calurosos días de verano.
-¿Para qué preocuparme en hacer un trabajo que luego acaban haciendo mis compañeros? Mejor es dedicarme a jugar y a descansar.
- No es una gran idea, dijo una hormiguita. Lo que verdaderamente cuenta no es hacer el trabajo en un tiempo récord; lo importante es acabarlo realizándolo lo mejor que sabes, pues siempre te quedará la recompensa de haberlo conseguido.
No todos los trabajos necesitan de obreros rápidos. Hay labores que requieren tiempo y esfuerzo. Si no lo intentas nunca sabrás lo que eres capaz de hacer, y siempre te quedarás con la duda de si lo hubieras logrados alguna vez.
Por ello, es mejor intentarlo y no conseguirlo que no probar y vivir con la duda. La constancia y la perseverancia son buenas aliadas para conseguir lo que nos proponemos; por ello yo te aconsejo que lo intentes. Hasta te puede sorprender de lo que eres capaz.
Pasaron unos días y Uga, la tortuga, se esforzaba en sus quehaceres.
Se sentía feliz consigo misma pues cada día conseguía lo poquito que se proponía porque era consciente de que había hecho todo lo posible por lograrlo.
- He encontrado mi felicidad: lo que importa no es marcarse grandes e imposibles metas, sino acabar todas las pequeñas tareas que contribuyen a lograr grandes fines.
FIN
MAYO
TOMADO DE http://w
ww.eloymoreno.com/home/21-cuentos
ABRIL
LUNA EVA
https://plus.google.com/+LunaEvaCom/posts/eZh3xapkCJU
MARZO
Tomado de YOUTUBE
FEBRERO
2015
tomado de:http://imgarcade.com/1/ni%EF%BF%BDos-leyendo-png/
DICIEMBRE
LA CASA DEL SOL Y LA LUNA
http://www.mundoprimaria.com/cuentos-interactivos-ninos/la-casa-del-sol-y-la-luna-interactivo/
NOVIEMBRE
OCTUBRE
DESARROLLO
PORTADA
SEPTIEMBRE
DICIEMBRE
LA CASA DEL SOL Y LA LUNA
http://www.mundoprimaria.com/cuentos-interactivos-ninos/la-casa-del-sol-y-la-luna-interactivo/
NOVIEMBRE
EL GIGANTE EGOÍSTA
OCTUBRE
Quedó como actividad , crear un cuento, para esto se envió la caratula y aquí publico algunas sugerencias sobre las tres partes que debe tener el cuento,y algunas frases para cada momento del cuento. (Tomada de Maribel Martínez C y Ginés Ciudad real. )
Se recoge el día 14 de octubre
PARTES DEL CUENTO
INICIO
-Al principio...
-Había una vez una...
-En un lugar muy lejano...
-Al comienzo...
-En un país muy lejano...
-En tiempos antiguos...
-Hace muchos muchos años...
-Vivía una vez...
-Cuenta los que lo vieron que...
-Improvisadamente...
-Desde que yo recuerdo...
-En un momento dado...
--De repente...
-De pronto...
-Inesperadamente...
-Pero de repente...
-Bruscamente...
-Al poco tiempo las cosas cambiaron...
-Sin darse cuenta...
FINAL
-Finalmente..
-Al fin...
-Por fin...
-Y así concluyó...
-Así fue como...
-Por último...
-...y colorín colorado ese cuento se ha acabado.
-...y comieron perdices y vivieron felices.
PORTADA
PARA LAS NIÑAS QUE NO HICIERON LA PORTADA, ESTAS SON LAS PARTES PARA QUE LA REALICEN EN FOMY.
Tomado de Ideias criatives.
Padres de familia:
El cuento debe ser, creatividad de las niñas en cuanto a dibujos, escritura y temática, los padres le colaboran acordándoles algunas letras que todavía se les dificultan , este trabajo sirve para que fortalezcan su autoestima, si todo se lo hacemos, la niña no tienen la oportunidad de valorarse, puede ser corto.
SEPTIEMBRE
AGOSTO
Cuento para niños: La cometa rota
Carolina iba caminando como todos los días a comprar a la tienda de Don Honorio cuando vio en el suelo una vieja cometa, estaba rota, algún niño la habría tirado porque ya no podía volar.
Carolina pasó de largo, pero por un momento creyó ver la cometa con una lágrima en sus ojos. Eso no era posible pero le pudo la curiosidad, dio media vuelta y la recogió.
Cuando llegó a su casa buscó a su padre:
– Por favor papá me tienes que arreglar esta cometa, la he encontrado tirada y está rota, creo que está triste porque no puede volar.
– Me temo hija, que la cometa está demasiado rota, no creo que pueda llegar a volar.
Carolina creyó ver otra lágrima en la cara de la cometa, eso es imposible, pensó, las cometas no pueden llorar.
Voy a buscar a Sebastián, siempre tiene buenas ideas, pensó.
– Hola Sebastián, mira lo que he encontrado, una cometa rota, creo que está triste, ya se que eso es imposible, pero creo que a veces llora.
– Sí claro que es posible Carolina, respondió Sebastián, una cometa que siempre ha estado volando, ahora que no puede, tiene que estar triste, pero no la podemos dejar así. Se me ha ocurrido una idea.
Los dos chicos salieron corriendo a la tienda de don Honorio.
– Hola Don Honorio, ¿Todavía le quedan globos de esos que regala a los niños que cuando los soltamos suben hacia el cielo?
– Sí, claro chicos, esperad que voy a buscarlos a la trastienda. Tomad todavía me quedan unos cuantos, os lo regalo, sois buenos clientes.
Carolina y Sebastián fueron al prado de al lado del rió, y ataron los globos a la cometa, agarraron la cuerda y soltaron los globos.
La cometa empezó a subir muy alto, hasta que la cuerda que tenía agarrada Carolina, quedó tirante.
– Carolina, la cometa siempre ha volado muy alto, pero esta cuerda nunca la ha dejado ser libre, dijo Sebastián.
Carolina pensó que era hora de que la cometa fuese libre de verdad así que soltó la cuerda. La cometa empezó a subir muy, muy alto hasta que se perdió de vista, como si hubiese alcanzado el cielo.
Carolina y Sebastián vieron caer unas gotas al suelo, parecían lágrimas.
Mira Carolina la cometa está llorando, pero creo que esta vez es de felicidad.
La cometa cuando no estaba rota había hecho felices a muchos niños, y ahora aunque ya no servía, Carolina y Sebastián la habían ayudado a volar y esta vez seguro que llegaría al cielo, la cometa miró hacia abajo y les dio las gracias.
Miguel Angel Ramos.
Tomado de Educapeques
JULIO
JUNIO 2015
LINA LA CONEJITA DESOBEDIENTE.
MAYO 2015
La gallina Marcelina.
Tomado de
http://www.cuentosparachicos.com/ESP/audiocuentos/GallinaMarcelina.htm
ABRIL 2015
EL NIÑO QUE QUERÍA UN ARCO IRIS
MARZO 2015
Recordemos las fábulas.
EL
ASNO DOCTOR
ESOPO
Los animales del
bosque estaban en un congreso, el primero en hablar fue el león y dijo lo
siguiente: Desde hace mucho tiempo, queridos compañeros del bosque, que el
hombre nos menosprecia, la causa de esto, a mi parecer, es la falta de
comunicación entre ellos y les debe confundir.
Cuando el león
estaba todavía hablando, aparece el asno y lleno
de engreimiento tomo la palabra sin siquiera pedir permiso, y dijo lo
siguiente: Si el hombre no nos entiende, es porque nosotros los animales no
formamos palabras, en cambio ellos si las forman, las palabras que salen de la
boca de los hombres tienen consonantes y vocales, las nuestras solo tienen
consonantes, pero mis palabras tienen vocales, así que juntad las mías con las
vuestras, y ya podemos comunicarnos con los hombres.
Los animales del
bosque le pidieron al asno que no demore mucho en enseñarles, el asno que esperaba esta reacción de los otros
animales, levanto el hocico, levanto sus orejas, y formando un ronco murmullo
en su gran boca, y comenzó a rebuznar cinco veces.
El asno en cada uno
quería pronunciar las cinco vocales A, E, I, O, U. Pero tal fueron los
rebuznos, que cuando termino de supuestamente pronunciar las cinco vocales, los
otros animales se abalanzaron contra el para lincharlo, al final todos los
animales se rieron del burro.
Moraleja de la
fábula de Esopo: El asno doctor
La moraleja de esta
fábula es la siguiente: El ignorante que presume de ser sabio, al final solo
consigue burlas y desprecio de los demás.
tomado de:https://www.youtube.com/watch?v=Vrvrbudxj0M
2014
NOVIEMBRE
http://youtu.be/fZnXNq8YiCQ?list=PLX9E4EpLzkiec6MU-mnsDjHSIPvBuxI1d
TOMADO DE :https://www.youtube.com/watch?v=4Dc-J83g0tw&list=PLX9E4EpLzkiec6MU-mnsDjHSIPvBuxI1d
OCTUBRE
LA CAMPESINA GRISELDA
Cuento Corto para niños y niñas; escrito por: Narella Valente (9 años)
Había una vez una chica llamada Griselda. Ella tenía ojos azules, cabello largo y rubio, como el sol. Vivía en Breen, un pueblo muy chiquito. Trabajaba de sirvienta en el castillo del Príncipe Ezequiel.
Vestía con un delantal celeste, como el agua del mar y un vestido blanco como las nubes.
El príncipe cuando la vio se enamoró de ella e hizo todo para conquistarla hasta que lo logró, ella cayó rendida a su encanto.
Cuando la madre de Ezequiel se enteró no le gustó nada, se opuso a este casamiento y hecho del castillo a Griselda. Pero el Rey Arturo, el papá del Príncipe, habló con su esposa, la Reina Olivia, y la convenció para que se pudieran casar y ser felices.
Hubo una gran fiesta en el castillo de Breen. Mucha felicidad y amor trajeron a la familia para siempre.
Tomado de :http://www.cuentosinfantilescortos.net/cuento-infantil-la-campesina-griselda/
SEPTIEMBRE
Freddy era el nombre del hermano gemelo del conejo de Pascua pero, al contrario de él, desde que nació fue
problemático. Esto hizo que sus padres lo abandonaran y que su hermano creyera
que era hijo único porque nunca había escuchado hablar de él.
El gemelo del conejo de Pascua estaba deseoso de
que los niños lo quisieran y al ver que su hermano regalaba chocolates y
caramelos en Semana Santa, Freddy decidió darles algo a los niños.
Freddy quería imitar a su hermano
Mientras que el conejo de Pascua se encontraba en
su guarida preparando los regalos para los niños, Freddy hacía lo mismo por su
lado, pero había decidido regalar juguetes a los niños y vestidos a las niñas.
Cuando llegó el día, el conejo se dispuso a entregar los chocolates sin saber
que su hermano lo seguía.
Freddy iba detrás de su hermano sin que este lo
pudiera ver y sigilosamente dejaba los regalos que había preparado. Más tarde,
le llegaron cartas al conejo de Pascua, donde la agradecían los chocolates y
los juguetes y vestidos.
El conejo de Pascua decidió investigar
El conejo de Pascua, extrañado, decidió investigar
quién había tenido tan buena idea de hacer los otros regalos y decidió esperar
hasta la próxima Pascua para descubrir al generoso ayudante.
Al año siguiente, el conejo de Pascua hizo su
trabajo como todos los años, pero cuando llegó a la última casa descubrió a su
hermano, que no conocía, dejándoles regalos a los niños. Inmediatamente salió
de su escondite y le preguntó quién era. Freddy le confesó que era su hermano
gemelo pero que era malo y no tenía bondad como él.
El conejo de Pascua lo sacó de su error, le mostró
la carta de los niños y le dijo que el gesto que había tenido con ellos era
generoso y un acto de bondad. Finalmente, lo invitó a seguir alegrando las
Pascuas de miles de niños pero juntos.
tOMADO DE :http://rocio-tecuentouncuento.blogspot.com/
AGOSTO
Jirafa y Leoncito
Tomado de :Grandes historias para chicos
Jirafa se acercó a beber en un río. Miró alrededor por si se encontraba con algún animal que la quiera dañar; tenía que tener cuidado, ya que muchas veces lo leones las atacaban cuando estaban bebiendo.
Abrió sus patitas delanteras para poder bajar su largo cuello y se acercó al agua. En el reflejo del río vio una sombra y se asustó. Giró su cuello y vio que se trataba del pequeño Leoncito.
Al ver que Jirafa lo miraba, Leoncito, giró su cabeza y agachó las orejas.
Jirafa caminó tranquila hacia él y le acercó su patita, Leoncito la acarició y ambos perdieron el miedo.
- ¿Cómo es que estás tan lejos de tu casa? ¿Y tu familia? –preguntó Jirafa, preocupada.
- Es que… ¡me perdí! Por salir corriendo detrás de un ciervo. Sólo quería jugar y comencé a correr y…
- ¿Y qué ocurrió después? –interrumpió Jirafa.
El ciervo se asustó y yo me quedé en este lugar. Tenía miedo, pero soy un león valiente y no quería llorar. ¡Estoy tan cansado! – dijo Leoncito con tristeza.
- No te preocupes, vayamos a aquel árbol a descansar –lo consoló Jirafa.
Leoncito se acomodó entre las patas de la jirafa y se quedó dormido junto a ella. Juntitos muy juntitos para darse calor.
Pasaron varios días, Jirafa cuidaba de él, lo alimentaba y le daba cariño como si fuera su mamá. Un día le explicó que dentro de un tiempo tendría que volver con su familia de leones.
Una mañana, Leoncito bebía agua en el río, cuando unos leones se acercaron a él. Jirafa los observaba desde lo alto y escuchó cuando los leones conversaban con Leoncito y le contaban lo preocupados que estaban sus padres. Ellos podían ayudarlo a recuperar a su familia.
Había llegado el momento de partir.
Jirafa vio cómo se alejaba Leoncito para siempre, pero, aunque lo iba a extrañar, estaba feliz porque él había encontrado a su familia.
Tomado de :Mi corazon de tiza .com
JULIO
Cuento
CHOCOLATE Y
FELICIDAD
Hace tanto tiempo que ya nadie se acuerda de que hubo una época en la que cada niño vivía con un duendecillo de la felicidad que lo acompañaba desde el día de su nacimiento. Los duendecillos se alimentaban de la alegría de los niños, y por eso eran expertos inventores de juguetes y magníficos artistas capaces de provocar las mejores sonrisas.
Con el paso de los años, los duendes mejoraron sus inventos y espectáculos, pero la alegría que conseguían era cada vez más breve. Por más que hicieran, los niños se volvían gruñones y exigentes cada vez más temprano. Todo les parecía poco y siempre querían más. Y ante la escasez de felicidad, los duendes comenzaron a pasar hambre.
Pero cuando pensaban que todo estaba perdido, apareció la pequeña Elsa. Elsa había sido una niña muy triste, pero de pronto se convirtió en las más poderosa fuente de alegría. Ella sola bastaba para alimentar cientos de duendes. Pero cuando quisieron felicitar a su duende, el pequeño Flop, no lo encontraron por ningún sitio. Por más que buscaron no hubo suerte, y cuando lo dieron por muerto, decidieron sustituirlo por Pin, el mejor duende de todos.
Pin descubrió enseguida que Elsa era diferente. Ella no disfrutaba mucho con los regalos y maravillas de su duende. Regalaba a otros niños la mayoría de juguetes que recibía de Pin, y nunca dejaba que su duende actuase solo para ella. Vamos, que parecía que su propia alegría le importaba mucho menos que la de los demás niños y a Pin le preocupaba que con esa actitud se pudiera ir gastando toda su energía.
Una noche, mientras Pin descansaba en su cama de duende, sintió algo extraño bajo el colchón, y al levantarlo descubrió la ropa de Flop, cubierta de chocolate dorado. Como todos los duendes, Pin conocía las leyendas sobre el chocolate dorado, pero pensaba que eran mentira. Ahora, viendo que podían ser ciertas, Pin corrió hacia la cama en que dormía Elsa y miró a través de sus ojos. ¡Allí estaba Flop, regordete de tanta felicidad! Pin sabía que desde dentro Flop no podía verle, pero volvió a su cama feliz por haber encontrado a su amigo, y por haber descubierto el secreto de la felicidad de Elsa: Flop la había convertido desde dentro en un duendecillo de la felicidad, y ahora que estaba tan ocupada haciendo felices a otros se había convertido en una niña verdaderamente feliz.
Los días siguientes Pin investigó cuanto pudo sobre el chocolate dorado para enseñar a los demás duendes cómo hacer el mismo viaje. Bastaba con elegir un niño triste, posarse en su mano mientras dormía, darle un fuerte abrazo, y desear ayudarlo con todas sus fuerzas.
Así fue como Pin se convirtió en un bombón dorado. Y a la mañana siguiente aquel niño triste se lo comió. Aunque sabía que no le dolería, pasó muchísimo miedo, al menos hasta que le tocó la lengua, porque a partir de ese momento sintió las cosquillas más salvajes y rió y rió y rió… hasta que estalló de risa. Y entonces apareció en el alma de aquel niño triste, dispuesto a convertirlo en un auténtico duendecillo de la felicidad ayudando a otros a ser más felices.
Así fue como Pin se convirtió en un bombón dorado. Y a la mañana siguiente aquel niño triste se lo comió. Aunque sabía que no le dolería, pasó muchísimo miedo, al menos hasta que le tocó la lengua, porque a partir de ese momento sintió las cosquillas más salvajes y rió y rió y rió… hasta que estalló de risa. Y entonces apareció en el alma de aquel niño triste, dispuesto a convertirlo en un auténtico duendecillo de la felicidad ayudando a otros a ser más felices.
Los demás duendes no tardaron en imitar a Pin y a Flop, y pronto cada niño tuvo en su interior un duendecillo de la felicidad. El mismo que aún hoy nos habla todos los días para decirnos que para ser verdaderamente felices hay que olvidarse un poco de las propias diversiones y hacer algo más por los demás
.
.
Tomado de http://cuentosparadormir.com/cuentos-cortos
JUNIO
CUENTO: TORTUGUITA
Tortuguita era una tortuga pequeña a la que su mamá llevaba todos los días a la escuela. Cuando mamá Tortuga la preparaba para ir a la escuela siempre protestaba, prefería quedarse en casa jugando.No le gustaba colorear, hacer dibujos, escuchar cuentos, cantar canciones, hacer plastilina. Siempre molestaba a sus compañeros y se enfadaban con ella, siempre estaba metida en líos.
Cada día, al ir a la escuela, prometía a su mamá que se iba a portar bien pero siempre acababa por tirar las cosas, gritar, correr, insultar, pegar a los demás y la maestra ponía su foto en la margarita triste. En el comedor, algunos días, no quería comer y tiraba la comida y las cuidadoras se enfadaban con ella.
En casa también se portaba mal: no quería recoger los juguetes, daba malas contestaciones, no quería hacer las cosas y sus papás estaban disgustados y se enfadaban, la castigaban a su habitación.
Y empezó a pensar que era una tortuga mala y comenzó a sentirse muy, pero que muy mal. Un día, cuando peor se sentía, se encontró con la tortuga más grande y vieja de la ciudad .Tenía 200 años y era tan grande como una casay era muy sabia, todos la pedían consejos.
Doña Tortuga, que así se llamaba, le dijo:
- Tortuguita ¿qué te pasa? ¿por qué estas tan triste?
- Porque soy una tortuga mala. No me quiere nadie, todos me regañan.
Doña Tortuga, que era tan buena como sabia le dijo:
- La solución de tus problemas está en tu caparazón.
- ¿En mi caparazón?
- Si, puedes esconderte dentro de tu caparazón, cuando te enfades antes de pegar, dar voces, insultar, decir palabrotas, molestar. Cuando te encuentres dentro de tu concha, te quedas tranquila y piensa lo que tienes que hacer. Así pues, la próxima vez que te enfades métete enseguida dentro de tu caparazón.
Al día siguiente Tortuguita lo comprobó. Cuando se enfadaron sus compañeros y no querían jugar con ella, se empezó a enfadar mucho mucho y recordó lo que le había dicho Doña Tortuga, encogió sus brazos, piernas y cabeza y los metió dentro del caparazón y se mantuvo quieta hasta que se tranquilizó y pensó lo que debía hacer. Cuando salió fuera la maestra la felicitó, en vez de reñirle. Todos los viernes, la maestra ponía en su frente una pegatina y sus papás estaban muy contentos.
En casa en vez de dar malas contestaciones se metía dentro de la concha a pensar. Y luego recogía los juguetes y hacía lo que le decían sin protestar. Todos estaban muy contentos, antes de irse a la cama le daban un achuchón muy, pero que muy grande y le leían un cuento. Otros días ayudaba a su mamá a hacer natillas, un bizcocho para desayunar.
Sus amigos le preguntaban cuál era su secreto mágico. Un día Tortuguita les contó su secreto mágico y desde entonces no hay peleas, nadie dice palabrotas, no se insultan ni molestan, son buenos compañeros y amigos, pero sus papás y mamás no saben lo qué pasa en esa clase porque nadie ha contado el secreto.
Cada día, al ir a la escuela, prometía a su mamá que se iba a portar bien pero siempre acababa por tirar las cosas, gritar, correr, insultar, pegar a los demás y la maestra ponía su foto en la margarita triste. En el comedor, algunos días, no quería comer y tiraba la comida y las cuidadoras se enfadaban con ella.
En casa también se portaba mal: no quería recoger los juguetes, daba malas contestaciones, no quería hacer las cosas y sus papás estaban disgustados y se enfadaban, la castigaban a su habitación.
Y empezó a pensar que era una tortuga mala y comenzó a sentirse muy, pero que muy mal. Un día, cuando peor se sentía, se encontró con la tortuga más grande y vieja de la ciudad .Tenía 200 años y era tan grande como una casay era muy sabia, todos la pedían consejos.
Doña Tortuga, que así se llamaba, le dijo:
- Tortuguita ¿qué te pasa? ¿por qué estas tan triste?
- Porque soy una tortuga mala. No me quiere nadie, todos me regañan.
Doña Tortuga, que era tan buena como sabia le dijo:
- La solución de tus problemas está en tu caparazón.
- ¿En mi caparazón?
- Si, puedes esconderte dentro de tu caparazón, cuando te enfades antes de pegar, dar voces, insultar, decir palabrotas, molestar. Cuando te encuentres dentro de tu concha, te quedas tranquila y piensa lo que tienes que hacer. Así pues, la próxima vez que te enfades métete enseguida dentro de tu caparazón.
Al día siguiente Tortuguita lo comprobó. Cuando se enfadaron sus compañeros y no querían jugar con ella, se empezó a enfadar mucho mucho y recordó lo que le había dicho Doña Tortuga, encogió sus brazos, piernas y cabeza y los metió dentro del caparazón y se mantuvo quieta hasta que se tranquilizó y pensó lo que debía hacer. Cuando salió fuera la maestra la felicitó, en vez de reñirle. Todos los viernes, la maestra ponía en su frente una pegatina y sus papás estaban muy contentos.
En casa en vez de dar malas contestaciones se metía dentro de la concha a pensar. Y luego recogía los juguetes y hacía lo que le decían sin protestar. Todos estaban muy contentos, antes de irse a la cama le daban un achuchón muy, pero que muy grande y le leían un cuento. Otros días ayudaba a su mamá a hacer natillas, un bizcocho para desayunar.
Sus amigos le preguntaban cuál era su secreto mágico. Un día Tortuguita les contó su secreto mágico y desde entonces no hay peleas, nadie dice palabrotas, no se insultan ni molestan, son buenos compañeros y amigos, pero sus papás y mamás no saben lo qué pasa en esa clase porque nadie ha contado el secreto.
Tomado de: aclasedelita.blogspot.com/2010/01/agresividad-tecnica-de-la-tortuga.html
MAYO
http://rz100.blogspot.com.es/2014/05/cuentos-en-50-imagenes-rachonchigo.html
LA BELLA DURMIENTE
ABRIL
Es necesario hacer un alto, hoy publico normas para compartir con las niñas sobre internet.
Tus 10 Comportamientos Digitales (2009). Mesa de Trabajo TIC convocada por Red PaPaz.
http://www.tus10comportamientosdigitales.com/
RIZITOS DE ORO
http://youtu.be/TStZvZ__JLA
Algunas niñas recrearon el cuento
CUENTOS PARA DORMIR
http://www.youtube.com/watch?v=l1lIjduGNIQ&list=PL193F93E41DA794B6
FEBRERO
EL ARBOLITO ENANO
Tomado de: http://www.gif-anime-gratuit.com/
http://youtu.be/tihgArsiwdE
2013
NOVIEMBRE
Para este mes publicaré un cuento realizado en diapositivas por la señora Shirley Ortega, madre de la niña Paloma Dediego O,este es el resultado del curso de ofimática que durante tres meses tres padres de familia han venido tomando los días viernes en el aula de clase con sus niñas.
¿ COMO CRECER?
http://www.slideshare.net/lucymanjarres/como-crecer-27943028
OCTUBRE
http://youtu.be/yD-E4aTT7wc
SEPTIEMBRE
LOS GEMELOS Y LAS HORMIGAS
Después de un gran almuerzo en una ciudad lejana, una familia celebraba la graduación de uno de sus hijos. Para continuar la charla fueron a otro ambiente de la casa, mientras que los niños que aún tenían energía para jugar salieron al inmenso jardín con los gemelos David y Andrés, sus amigos y primos. Los gemelos jugaban a las escondidas, algunos a las carreras, mientras otros buscaban palitos de algunas ramas, piedritas y cualquier cosa que les sirva para jugar.
Pero de pronto uno de los primos de los gemelos llamado Pedro, se detuvo a observar un largo desfile de muchas hormigas cada una de ellas llevaban granos de arroz, semillas y pedazos de hojas hacia un hueco en un rincón del jardín. Todas iban muy rápido y en fila lo que llamó la atención del niño.
—Mi mamá me contó que ellas guardan comida para el invierno y que son muy organizadas —dijo David.
—Síííí ,la maestra Lucy que enseña en la escuela dice lo mismo —dijeron los demás.
Pedro agarró una de las hormigas y la soltó para pisarla. Al ver esto los niños quisieron hacer lo mismo pero la mamá de los gemelos que lo observaba todo los llamó en voz alta y dijo:
—¿Qué están haciendo?
—Nada —dijo el niño algo nervioso mientras los demás se alejaron un poco.
—¿Acaso no sabes que las hormigas están trabajando y solo almacenan con tiempo su alimento? No las deben molestar, ellas no le hacen daño a nadie. Lo que debemos hacer todos es aprender de ellas pues son muy trabajadoras y son un ejemplo de orden y organización que nosotros debemos seguir. Ellas no se cansan y pueden cargar cincuenta veces su peso sin quejarse para que no les falte el alimento ni a ellas ni a su familia.
—Qué interesante —dijo uno de los niños—. Y todos los demás estaban en silencio y asombrados.
Los gemelos dijeron juntos: A partir de ahora nadie las molestará y les pondremos granos de arroz y algunas migas de pan para que tengan mucha comida para todos en invierno.
AGOSTOEL CANASTO DE MODA
http://www.cuentosparaconversar.com/cuentos/cuentos1/el_canasto.htm
TOMADO DE:http://f.pepst.com/c/d/16517E/506993-7965/ssc3/home/068/darvin143/albums/canasto.gif
SIN COMPAÑÍA
IMPORTANCIA Y CUIDADOS CON LAS MASCOTAS
TOMADO DE:http://www.caminantedigital.com.ar/
Este es un cuento que leí cuando era muy pequeña . . . . Y aún lo recuerdo, pero te contaré la versión que yo he hecho de esa aventura canina |
Hace muchos, muchísimos años cuando Dios creó a los animalitos, también creó a los perritos, y éstos tenían la colita atornillada, así se la podían sacar cuando jugaban o se iban al río a bañar.Un día que varios perritos estaban jugando uno dijo: - ¿ Vamos a bañarnos al río? Y todos corrieron hacia el río, y antes de introducirse al agua, se sacaron las colitas para no mojarlas y para que no se despeinaran |
Jugaron felices en el agua, nadaron mucho y cuando ya atardecía se asustaron y salieron del agua a colocarse sus colitas y en el apuro tomaron cualquier colitaAsí un perro negro quedó con una colita blanca, uno café con una colita pintada y se armó un desorden tremendo y lloraron y lloraron porque nadie estaba conforme con la colita que eligió. |
Desde ese día andan buscando todos su propia colita. Por eso siempre los verás oliendo el trasero de otro perrito.Se hizo una reunión de perros y se juraron, que por los siglos de los siglos buscarían las colitas hasta encontrar la propia Y colorín colorado, este cuento nunca ha terminado, porque si tú te fijas, todavía los perritos buscan sus colas |
Colaboración de María Cristina Aliaga Luna . Chile
En plegado realizaremos la mascota de nuestro agrado.
JUNIO-JULIO
UNA MANO DE AMIGOS
HABILIDADES
PARA LA VIDA
RELACIONARSE
TOMADO=http://www.dibucuentos.com/gifs-animados/categorias-gif/personas-
Resumen
Yolanda, una
niña ciega, cuenta en esta historia todo lo que ve. Habla de cómo son sus
amigos y amigas y de cómo lo que más aprecia en ellos es que se parecen poco
entre sí. Con sabiduría, insiste en que son como los dedos de la mano:
diferentes pero suficientemente unidos. Tener amigos diferentes es como tener
una casa con muchas ventanas, por las cuales se puede apreciar otros puntos de
vista de lo que pasa en el mundo.(Habilidades para la vida)
.EN UNA HOJA BLANCA DIBUJAR LA MANO, ESCOGER UN DEDO Y DIBUJAR EN ÉL LA CARA DE LA NIÑA, EN LOS OTROS CUATRO DIBUJAR LA MANO DE LAS COMPAÑERAS CON LAS QUE MÁS SE RELACIONE.
MAYO
Tomado de http://www.waece.org/webpaz/bloques/responsabilidad.htm
tomado de [img=http://i950.photobucket.com/albums/ad343/elrinconcito/gifs/blank.gif]
“La Mona Reina” (Adaptación del libro “Las más bellas fábulas de animales”).
Había una vez una selva, donde los animales se habían quedado sin rey. Reunidos en una asamblea, decidieron elegir un nuevo rey. Entre los candidatos se presentó también una mona irresponsable y medio loca.
La mona comenzó a jugar, a saltar y bailar con una corona en la cabeza.; los animales, divertidos y encantados de aquellas monerías, se convencieron que ella era la mejor candidata: ¡Y que sólo a ella correspondía portar la corona!
La zorra era la única en no estar de acuerdo, rápidamente inventó un plan para convencer a los animales de la selva de su error.
“¨¡Majestad! , para demostrarnos que usted será para nosotros una gran reina, preste mucha atención para que pueda cumplir con responsabilidad esta tarea que le damos. Venga conmigo y le mostraré qué debe hacer.”
La mona tonta siguió a la zorra quien le explicó cual era la tarea a cumplir, pero como ella era tan irresponsable, no le prestó mucha atención a la zorra y se le olvidaron parte de las indicaciones que esta le dio, entonces la mona se puso a jugar mientras los animales esperaban por ella para coronarla.
Al ver que la mona se demoraba, la zorra fue a buscarla y la encontró haciendo mil monerías y sin cumplir la tarea encomendada, la zorra entonces la agarró de la mano y la llevó frente a todos los animales.
“Miren: la mona es una irresponsable no cumplió la tarea que le encomendamos, y se puso a jugar, así pretende cuidar y mandar a todos los animales de la selva”.
Y a la mona le quitaron para siempre la corona”.
ABRILLA TÍA SOFI
Soy la Tía Sofía
Sí.
Así como tú tienes a tu lado a mamá, papá, abuelitos, tíos y muchas personas
que te aman, y hay alguien en especial que te adora, te apoya y está pendiente
de ti, Carita Feliz me tiene a mí, y yo tengo la bendición de contar con él.
El
ya te habló de mí, sin embargo, quiero contarte mi historia como testimonio de
felicidad. A veces pensamos que “tener” puede resolverlo todo, pero yo, que lo
tuve todo, fui tremendamente infeliz.
Imagínate
que...
Desde que nací, sentí el peso del mundo encima. Sentía que no encajaba en
ningún lado. Veía a quienes me rodeaban infinitamente superiores tanto a mí como
a mis seres queridos. Creía y sentía que no era lo suficiente, ni que nada de
lo que hacía lo era. Mi incapacidad para ver la realidad era absoluta. Era un
bicho raro... al menos así me sentía.
Contrariamente
a todo esto, la imagen que proyectaba era totalmente opuesta: alegre,
extrovertida, emprendedora, capaz, divertida, amable, dueña del mundo, segura
de mi misma... esto último ni me imaginaba lo que sería.
Vivía
en función de los demás. El pánico al rechazo o al abandono me gobernaba. Tenía
que demostrarle al mundo que si podía, sabía, tenía y servía, merecía ser
aceptada y querida.
Tanto
mis rasgos naturales como mi entorno marcaron mi camino. Crecí con la falsa
percepción tanto de la realidad como de mi misma lo cual me condujo, con el
paso de los años, a alejarme cada vez más de mi propio ser; a tratar de ser
cada vez más lo que creía que debía ser: PERFECTA.
Y
logré muchísimo, y tenía a mi alrededor personas que me adoraban, pero nunca
pude ni verlo ni sentirlo así. Me había puesto unos parámetros altísimos,
prácticamente imposibles de alcanzar: el día que tuviera una familia perfecta,
el día que fuera una gran profesional, el día que material e intelectualmente
pudiera demostrarme y demostrarle al mundo mi gran valor, ese día sería feliz.
Tenía
que ser grande para lograr todo esto, los niños no hacen esas cosas...
entonces, fui grande desde niña...
Toda
responsabilidad que pasaba frente a mi era mía: entre más haga, más soy
pensaba. Y hacía muchísimas cosas pero no tenía la capacidad ni de valorarlas
ni de gozarlas, nada parecía ser suficiente.
La
adolescencia me pasó prácticamente desapercibida, por el afán de crecer, de ser
mayor, de tener al fin la posibilidad de demostrar mi grandeza, a cambio de
conseguir aceptación y amor.
De
universitaria huí lejos, buscando un refugio que contribuyera a fortalecer mi
imagen. Mi incapacidad de aceptarme, se había extendido a la inhabilidad de
saber quién era. Convertida ya en profesional, regresé después de unos largos y
dolorosos años (aunque quienes me conocían aseguraban que habían sido los
mejores de mi vida), a comenzar mi gran carrera para triunfar.
Conseguí
trabajo, conseguí familia, conseguí fama y poder. Proyectaba la imagen de
quienes muchos quisieran ser.
Materialmente,
nada podía estar mejor. Lo que siempre había pensado que debía tener para ser
alguien, lo tenía: casas, carros, joyas, viajes... ¿Qué más podía pedir? Cómo
alguien con estas características y circunstancias podía, internamente ser
totalmente feliz? Ni yo misma me daba cuenta. Mi vida se había convertido en
una carrera por alcanzar lo inalcanzable.
Pero como todo en esta vida tiene un propósito
definido, aunque no siempre claro, y nada de lo que pasa pasa en vano, me llegó el momento de renacer.
No que fuera mi propósito, como todo lo que hasta ese momento había hecho, ni
que fuera a ser el camino más fácil o divertido, ni que fuera a encontrar la
solución inmediata y coherente, no. El proceso que tenía por delante, no iba a
ser a mi manera; pero sí me llevaría a encontrar todo lo que siempre había
buscado y a tener las respuestas que nunca había tenido. Finalmente llegaría a
vivir una vida, tan maravillosa que
jamás había imaginado.
Todo
comenzó a develarse al tratar de alcanzar la perfección física. Mi temperamento
compulsivo obsesivo, me había conducido siempre a actuar en forma
desequilibrada: trabajo en exceso, deporte en exceso, amor en exceso, bebida en
exceso y finalmente, comida en exceso. Era lo último que me quedaba para llegar
a ser perfecta, pensaba, tener el peso ideal. De lo que no me había dado
cuenta, era de que tratando de llenar ese gran vacío que por siempre me había
acompañado, y, en el afán por conseguir y ser lo que me había propuesto, había
abusado tanto de mi misma, que debido a los extremos y a los abusos a los que
había llegado en los diferentes campos, me había convertido en una adicta.
Adicta a las personas, al trabajo, a la comida, en fin, a lo que me pusieran
por delante.
Al
comenzar mi carrera por lograr la perfección física (de forma inmediata claro
está) me encontré con un fenómeno bastante común a ese tipo de personalidades:
cambiar una sustancia o comportamiento por otra. Entonces, al dejar de comer
comencé a beber en exceso y cada vez de forma más incontrolada, hasta que al
cabo de un tiempo terminé bebiendo para vivir, y viviendo para beber.
Pero
no todo lo que había logrado estaba mal, aunque así lo sintiera. Había
construido una familia basada en lo mejor que podía dar, de acuerdo a lo que
era y a la conciencia que hasta entonces tenía de la vida. Esto, además de una
voluntad totalmente ajena a la propia, me condujo a iniciar el proceso de
recuperación. Proceso que empieza, pero que no termina nunca. Proceso que
empieza en el momento en que acepto y admito honestamente que se está mal y que
a pesar de haber tratado de hacer todo lo posible por estar bien, no lo he
podido lograr; que necesito ayuda y por sobre todo, buena voluntad para dejarme
guiar.
A
partir de este momento, y hasta el presente mi vida se convirtió en una
emocionante aventura. Al aceptar mi condición de ser humano común y corriente,
al reconocer mi vulnerabilidad y al estar dispuesta a recibir de los demás, al
reconocer mi impotencia ante la vida, pero a la misma vez mi voluntad, mis
dones y mis habilidades; y al darme cuenta que tenía mucho que podía mejorar, y
que tendría la ayuda y el apoyo necesarios para lograrlo, se me abrieron las
puertas hacia la recuperación, hacia el progreso personal, hacia el verdadero
crecimiento, hacia una calidad de vida cada día mejor y hacia el sendero de la
real felicidad.
Y
aunque las circunstancias que me han rodeado desde el inicio de mi recuperación
no han sido las más favorables (crisis matrimonial, crisis económica, miles de
cambios y ajustes en todos los campos) no me canso de repetir lo afortunada que
me considero al haber encontrado el sendero que me mantiene viviendo como
siempre lo había soñado. Un sendero lleno de amor, fe, serenidad y una gran
felicidad.
Hay
muchas personas como yo en este mundo que perdidas en su afán por ser quienes
no son, se alejan cada vez más de la real felicidad: la esencia de su propio
ser.
Mis
experiencias y muchas personas valiosas a mí alrededor me mostraron este
Sendero y me facilitaron herramientas que han funcionado para mí y para
millones de seres humanos que lo han recorrido y que siguen caminando por él.
Hoy quiero compartir todo esto contigo, si quieres iniciar el viaje sólo
necesitas buena voluntad.
Si
te llama la atención esta aventura y quieres decir SI, ven conmigo. Quiero
recordarte que eres absolutamente libre de comenzar o no, de desertar o no, y
que mantenerte en él es también tu libre decisión. Yo te señalaré el sendero.
Ven, ¡Estás en el Sendero de la Felicidad!
Marzo
MICO MICO
Padres de familia esta semana del 11 al 15 estaremos con Mico.
Enteremonos.
¡Hola! ¡Soy Mico Mico!
-
¿Quién? -, te preguntarás...
-
¡Si, Mico Mico! ¡Déjame describirme para
que me conozcas, porque te estaré acompañando por este sendero maravilloso y...
quiero ser tu amigo!-
Voy
a contarte varias cosas. No soy un ser material. No tengo un cuerpo físico como
tú. Mi estado es espiritual. Vivo lleno de amor, comprensión, compasión,
tolerancia, respeto y admiración. Soy muy honesto y disciplinado. Y, ¿sabes? He
llegado a ser así, porque en mi largo camino fui dándome cuenta que estas eran
las actitudes y los valores que apoyaban mi bienestar. ¿Y, sabes por qué?
Porque me hacen sentir tranquilo. Y cuando me siento tranquilo se me abren las
puertas para vivir como realmente me gusta vivir: creativo, alegre, amoroso,
sereno, juguetón... mejor dicho... FELIZ! ¿Y luego, no es así como todos
queremos vivir? ¿No es así como tú quieres vivir?
Pues
bien, no creas que he logrado alcanzar este maravilloso estado en el que vivo
hoy de un día para otro. Ha sido un largo
proceso. Mejor, ha sido una maravillosa aventura! Si amiguito, para eso
estamos en esta tierra, para crecer y progresar. Para ser cada día mejores
seres humanos. ¿Y sabes qué es lo mejor? Que siempre hay quienes han recorrido
más camino que tú y por lo tanto, si estás muy atento, siempre encontrarás quien
te guíe cuando te sientas confundido o perdido, siempre encontrarás quien te
tienda la mano y te dé un caluroso abrazo en el momento preciso. De la misma
manera, siempre encontrarás con quien compartir tus experiencias y a quien
tenderle la mano. Es en ese preciso instante en el que te darás cuenta de que
ese dar y recibir, de que ese permanente crecer y progresar son la razón única
y maravillosa, la razón que todos buscan tan afanosa mente para explicar nuestra
presencia en esta tierra!
Ahora
que ya conoces la razón por la cual estás aquí, déjame contarte la razón por la
cual estoy acá contigo. Como te contaba, soy un ser espiritual, un ser de luz.
Soy eso que algunos describen como conciencia, como esa vocecita interior, como
ese ángel de la guarda, como un duende amigo o una hada madrina. Me han dado
muchísimos nombres y han hecho muchas interpretaciones de mi ser, pero eso
realmente no tiene importancia, lo que realmente importa es para qué estoy
aquí.
Estoy
aquí para acompañar a Carita Feliz por el Sendero de la Felicidad. Estoy aquí
para ayudarlo a darse cuenta de cuándo sus actitudes y valores apoyan su
bienestar y cuando no lo hacen. Para que así, él pueda ir seleccionando y
potencializando lo que le sirve para vivir feliz y transformando o descartando
lo que no lo hace sentirse tranquilo, lo que lo aleja de vivir como realmente
le gusta vivir: creativo, alegre, amoroso, sereno, juguetón... mejor dicho...
FELIZ!
¿Y
sabes? ha sido una tarea maravillosa porque Carita Feliz realmente me escucha,
me aprecia, valora mi presencia y busca permanentemente mi guía.
No
todos los seres de luz tenemos la fortuna de acompañar a seres tan especiales
como Carita Feliz. Seres honestos, de mente abierta y muy buena voluntad.
Porque sabes, no es fácil ser así. Aunque el estado de todo ser humano es el
amor, hay muchos que por diversas razones se han perdido en el camino, se han
llenado de miedos y de resentimientos, y esto los hace actuar a la defensiva,
agresivamente, orgullosamente, deshonestamente. Pero, yo sé que esos
comportamientos son simples manifestaciones de ese malestar que llevan por
dentro y que ese malestar es causado por la ceguera. Por no ver, por la
incapacidad de darse cuenta de que son unos seres maravillosos! Por la
incapacidad de aceptarse como realmente son, con sus cualidades y defectos, con
sus dones y carencias. Y por la necesidad de reconocimiento y aceptación de los
demás que a su vez es producida por la falta de aceptación de si mismos. Se han
llenado de miedo. Miedo a equivocarse, miedo a no saber, miedo a no poder,
miedo a no tener. Miedo a no ser perfectos.
Pero
lo más importante es que todos, absolutamente todos podemos alcanzar ese nivel
de conciencia que nos permite llegar a vivir como anhelamos:
¡FELICES!
¿Y
sabes algo más? Todos estamos acompañados por seres de luz! Todos contamos con
guías maravillosos que nos señalan el camino correcto a seguir. Te
preguntarás... ¿Cómo puedo verlos, en dónde están? Las respuestas son muy
sencillas. Para verlos sólo tienes que comenzar a darte cuenta de cómo estás
viviendo, sólo tienes que comenzar a oír. A oírte a ti mismo y a oír a los
demás. De esta manera podrás comenzar a ver en dónde están. Primero en ti y
luego en los demás.
Tal
vez la parte más difícil es comenzar a darse cuenta. Muchos hemos vivido en
automático, siguiendo esquemas, creencias y lineamientos que jamás hemos
observado para ver si nos apoyan o no en
nuestro bienestar. Hemos pasado la vida haciendo lo mejor que podemos,
pero sin ver. ¿Y sabes? Como esto es un camino de aprendizaje, no tiene fin,
pero siempre podemos aprender más. Por lo tanto, no importa que tan bien
creamos que estamos viviendo, siempre podemos vivir mejor! Es ahí cuando la
vida se convierte en una permanente y maravillosa aventura! Es ahí cuando todo
lo que te sucede toma sentido, porque puedes comenzar a darte cuenta que todo
pasa por algo y por algo bueno!
Pues
bien, llegó el momento de invitarte, de la mano de Carita Feliz, de tía Sofía y
de tantos otros personajes maravillosos que irás encontrando en el camino, a
recorrer estas historias, para que te apropies y pongas en práctica todas las herramientas que en ellas hallarás.
De
esta manera al recorrer tu propio sendero de felicidad podrás contribuir a que
muchos otros lo encuentren y lo compartan y así, entre todos construiremos una
red de felicidad en la que todos los seres humanos muy pronto nos encontremos
atrapados.
Bienvenido
y... FELIZ RECORRIDO!
YO SOY CARITA FELIZ
Padres de familia
Hemos iniciado el proyecto ser, las lecturas que hagamos en el salón con las niñas las iremos publicando, para que sean leídas por ustedes.
¡Hola
Amigos, bienvenidos!
Soy
Carita Feliz y soy una persona como tú: amable, generosa, buena, con muchas
ganas de explorar el mundo y unas ganas intensas de curiosear a mí alrededor y
desde hace un tiempo, de curiosear dentro de mí mismo. Esto, claro, no siempre
ha sido así. En mi vida, he pasado por una serie de sentimientos donde le he
dado demasiado campo a la culpa, a la rabia, a sentirme inútil, incapaz, feo,
pobre, en una palabra, infeliz.
Así
como te pasa a ti con tu vida, la mía se conforma de muchas experiencias que
hoy hacen parte de mi pasado, del presente que estoy creando en el instante en
que te hablo, y del futuro que construyo a partir de lo que he vivido, de lo que hago, tengo y soy hoy.
En
mi pasado, viví muchos días en que me sentí infeliz, mamá y papá no se
entendían, yo no soportaba el ambiente enrarecido de mi casa, por supuesto en
el colegio me empezó a ir mal, muy mal, no me entendía con mi maestra, peleaba
con mis compañeros y de lo único que tenía ganas era de desaparecer del mundo.
Fue
entonces cuando tuve la fortuna de conocer a Tía Sofía. La había escuchado
nombrar en casa y sabía que estaba fuera del país en un tratamiento para algo
muy desagradable, -eso decían papá y mamá-. Cuando llegó a casa quedé
asombrado, tuve la sensación que ella era como un duende que se había escapado
de algún cuento de hadas, de esos que me leía mi maestra de segundo. Sin que
abriera su boca y me dijera algo sentí que la amaba, que era un ser de una ternura y una sabiduría infinitas y en su
mirada entendí que ella sentía un afecto nacido de no sé dónde, pero grande y
sincero para mí.
Ella
empezó a saber de mi vida, de mis miedos, de mis dudas, de mis rabietas, de mis
lágrimas, de mis actitudes, de mis hábitos, en fin de todo aquello que
funcionaba o no en mi vida, y concluyó algo definitivo y terrible: yo no era
feliz. Y a la vez algo hermoso y esperanzador: Yo si podía, yo tenía todo,
absolutamente todo para ser feliz.
Con
ella empecé a caminar por un nuevo camino: El Sendero de la Felicidad. Es ella
quien me ha guiado, me ha transmitido su experiencia, su sabiduría, y me ha
dado su apoyo. Es ella quien permanentemente me acompaña tanto en la reflexión
sobre mis desaciertos, lo cual me permite aprender y crecer de ellos, como en
los momentos de gozo para poderlos realmente disfrutar.
Fue
a través de ella que aprendí que soy un ser que se conforma de cuerpo, mente y
alma, que se crea a través de lo que es, hace y tiene y que se construye a
través de cinco áreas.
Fue
también a través de ella que descubrí a Mico Mico. Ahora pienso que si tú te das la oportunidad
de encontrarlo, vas a darte cuenta que desde que naciste Mico Mico ha estado
contigo, sólo que tú, como me pasaba a mí, no te has dado la oportunidad de
percibirlo.
Yo
quiero que seas feliz y estoy seguro, absolutamente seguro que puedes serlo. Es
por esta razón que quiero compartirte mis historias, sucesos que hacen parte de
mi vida y que pueden ayudarte a que tú encuentres el sendero, el sendero de la
felicidad.
Bienvenido,
bienvenida.
Tomado del proyecto mujer y género del Magdalena Ortega Febrero
EL REY MIDAS
Había una vez un rey muy bueno que se llamaba Midas. Sólo que tenía un defecto: que quería tener para él todo el oro del mundo. Un día el rey midas le hizo un favor a un dios.
El dios le dijo:
-Lo que me pidas te concederé.
-Quiero que se convierta en oro todo lo que toque - dijo Midas.
-¡Qué deseo más tanto, Midas! Eso puede traerte problemas, Piénsalo, Midas, piénsalo.
-Eso es lo único que quiero.
-Así sea, pues - dijo el dios.
Y fueron convirtiéndose en oro los vestidos que llevaba Midas, una rama que tocó, las puertas de su casa. Hasta el perro que salió a saludarlo se convirtió en una estatua de oro.
Y Midas comenzó a preocuparse. Lo más grave fue que cuando quiso comer, todos los alimentos se volvieron de oro.
Entonces Midas no aguantó más. Salió corriendo espantado en busca de dios.
-Te lo dije, Midas - dijo el dios-, te lo dije, Pero ahora no puedo librarte del don que te di. Ve al río y métete al agua. Si al salir del río no eres libre, ya no tendrás remedio.
Midas corrió hasta el río y se hundió en sus aguas.
Así estuvo un buen rato. Luego salió con bastante miedo. Las ramas del árbol que tocó adrede, siguieron verdes y frescas. ¡Midas era libre!
Desde entonces el rey vivió en una choza que él mismo construyó en el bosque. Y ahí murió tranquilo como el campesino más humilde.
Cuento mitológico
OCTUBRE
EL CERDITO VALIENTE DE LA GRANJA
Había una granja situada a las afueras de un pueblo, llamada la granja de Bimbo. En esta granja había muchos animales, vacas, ovejas, gallinas y un pequeño cerdito llamado Pinki, quien había sido el último en llegar, pues tan sólo tenía dos meses de vida, era un cachorrito.
Pinki, era un cerdito muy juguetón, al que le gustaba mucho estar con las ovejas mientras que estaban en el prado pastando. Solía correr detrás de las ovejas hasta que, Pluto, el perro pastor, le regañaba por no dejar a las ovejas comer tranquilas, y entonces las dejaba de molestar, hasta que Pluto se distraía.
Pinki era un cerdito muy valiente, pues un día cuando se encontraban las ovejas en el prado vió como se acercaba un lobo sigilosamente, pasando desapercibido por delante de Pluto, que estaba echado la siesta.
De repente, el lobo salió de entre los matorrales y fué a por las ovejas, pero Pinki rápidamente salió a avisar a las ovejas para que salieran corriendo todo lo rápido que pudieran hacia donde se encontraba Pluto. Éste, al escuchar los balidos de las ovejas, se despertó y fue a defenderlas, asustando al lobo.
Desde entonces, Pinki, pasó a llamarse el cerdito valiente de la granja de Bimbo, pues gracias a él, las ovejas no fueron heridas por parte de aquel lobo malvado. Así fue como las ovejas y el cerdito Pinki, comenzaron una relación de amistad para siempre, además, a las ovejas ya no les molestaba que el cerdito jugara con ellas.
FIN
T0MADO DE CUENTOS INFANTILES CORTOS
S
SEPTIEMBRE
LA LEYENDA DE LOS ANGELES DE LA GUARDA
Desde hace mucho tiempo existe un
mundo bien lejano “en donde los leones juegan con los venados” y que posee
flores de muchos colores, inmensos mares celestes, árboles frondosos, un
maravilloso cielo sin nubes; y es habitado por pequeños ángeles. Un día, un
niño llamado Marco, estaba correteando y volando con sus pequeñas alas, muy
feliz. Luego de jugar durante horas, Marco se cansó y se echó en el pasto
mirando el cielo azul. De pronto vio un puntito amarillo en el cielo que se iba
acercando más y más e iba creciendo poco a poco. Entonces Marco pensó:
“¡Debe ser una estrella fugaz!”. Así que se apresuró en volar para seguir a la
veloz estrella. Cuando la alcanzó, vio que había solamente una cajita. La abrió
y vio que adentro tenía una llave enrrollada en un papel que decía: “Pedrito”.
De pronto escuchó una voz fuerte que decía: “Marco, esa cajita que viste, es
para ti. Soy el señor, tu Dios, y debo decirte algo muy importante”. Entonces
Marco respondió: “Señor, te escucho, ¿quién es Pedrito?”. “Pedrito es un niño
que va a nacer pronto en La Tierra. Por ello necesito que vayas con él para que
lo cuides siempre”. Con él todo será felicidad, pero cuando no se porte
bien seguramente te sentirás triste. Serás su amigo incondicional y harás que
no se sienta solo. “¿Y la llave?, ¿para qué me servirá?”, dijo el ángel. “Esa
llave te servirá para abrir el corazón de Pedrito, cuando se cierre cada vez
que no se porte bien. Si Pedrito cierra su corazón muchas veces, entonces la
llave se gastará y ya no servirá. Ahora apresúrate pues Pedrito va a nacer
pronto”. Entonces, el ángel tomó la cajita con la llave y el papel
adentro, y se apuró para llegar al lado de Pedrito y ser su ángel de la guarda.
Seamos obedientes para no entristecer a nuestros padres, nuestro ángel de la guarda
y Dios. No cerremos nuestros corazones muchas veces porque con el tiempo habrá
un momento en que nuestro ángel ya no pueda abrir nuestro corazón porque la
llave se habrá gastado.
Tomado de. CuentosCortosParaNiños.com
Tomado de. CuentosCortosParaNiños.com
AGOSTO
Este fin de semana 4 y 5 leeremos e capitulo 4 de el cuento de Alicia y el miércoles 8 ,las niñas desarrollarán el taller respectivo al capitulo para completar 5 talleres.
JULIO
Este semestre leeremos Alicia en el pais de las maravillas, este es una preparación al tema, se irá leyendo por capitulos.
http://youtu.be/2NGGR606bcM
JUNIO
Queridos padres el cuento de este mes es interesante para que lo lean con las niñas y vean el significado desde un punto de vista más espiritual y de formación personal, EL CUENTO DE PINOCHO.Espero lo disfruten
MAYO
EL RENACUAJO PASEADOR
http://youtu.be/hP-Qpg-g7t0
ABRIL LOS DOS OSOS DESOBEDIENTES
http://youtu.be/Sg8OxXaXl2Q
MARZO
Este año el homenaje es a Rafael Pombo
La pobre viejecita
http://youtu.be/gryK1ktFvdU
FEBRERO
Cuento
LOS TRES CERDITOS
Autor.. Pedro Pablo Sacristan
TOMADO DE:
http://cuentosparadormir.com/
DICIEMBRE
http://youtu.be/NbsXFUkug7w
NOVIEMBRE
Mamá Búho descansaba sobre la rama de un árbol en el bosque. Junto a ella, se encontraba Bebé Búho. Era su primer hijo; hacía cuatro semanas que había salido del cascarón, y ahora ella lo contemplaba con orgullo.
Papá Búho estaba sentado sobre una rama cercana y miraba a su hijo con el mismo orgullo. Era un gran momento en las vidas de los tres búhos, porque Mamá Búho y Papá Búho se disponían a enseñar a su hijo a ulular.
Mamá Búho se aclaró la garganta para atraer la atención de su pequeño hijo y dijo: «Who». Bebé Búho se dio un buen susto pero no contestó nada. Mamá Búho volvió a aclarar su garganta y repitió, «Who». Bebé Búho la miró con ojos interrogadores.
Papá Búho sacudió las alas impaciente y dijo:«Repite con tu madre, hijo, di ‘Who’».
Bebé Búho miró desconcertado a su padre, primero, y a su madre, después. Mamá Búho y Papá Búho dijeron juntos: «Who».
Bebé Búho abrió la boca e inspiró profundamente, mientras Mamá y Papá escuchaban expectantes. Bebé Búho dijo: «Why?». Mamá Búho y Papá Búho miraron desconcertados a Bebé Búho y repitieron: «qué?». Bebé Búho asintió: «Sí, ¿por qué?».
Mamá Búho replicó: «Porque eso es lo que dice un búho... Who».
Bebé Búho dijo: «¿Por qué?».
Papá Búho, un tanto pasmado por esta conversación, farfulló: «Porque... eh... eso es lo que han venido diciendo los búhos desde hace cientos de años».
Bebé Búho dijo: « ¿Por qué?».
Papá Búho se volvió hacia Mamá Búho y dijo bruscamente: «¿Cómo has podido darme un hijo así?». «¿De qué te quejas? Yo estuve empollando ese huevo durante tres semanas», respondió Mamá Búho impaciente. Se volvió hacia Bebé Búho: «A ver, quiero oírte decir who».
Bebé Búho miró primero a Mamá Búho y luego a un ceñudo Papá Búho, y decidió intentarlo una vez más. Inspiró profundamente, frunció el pico de diferentes maneras y se esforzó por emitir el sonido «who», pero no le salía. Todo lo que era capaz de decir se limitaba a «why».
Papá Búho se estaba poniendo cada vez más nervioso. «Mira, niño, no puedes ir volando por este bosque y diciendo “por qué».
Bebé Búho dijo: « ¿Por qué?».
Mamá Búho parpadeó: Porque tienes que decir «who». «Who» es quien tú eres.
Todo lo que Bebé Búho fue capaz de pronunciar fue «¿Por qué?». Papá Búho contestó bruscamente: «Porque soy tu padre y yo digo «who» y tú vas a decir «who» ahora mismo.
Bebé Búho contempló el amenazador bulto de plumas que era su padre, inspiró profundamente y se esforzó una vez más por emitir el sonido, pero todo lo que salió fue: «Why?». Mamá Búho y Papá Búho se miraron horrorizados.
Una vez a la semana, los búhos celebraban un encuentro. Esa noche, todos los búhos se habían reunido para decir cosas sabias. El miembro más anciano del grupo encrespó sus plumas, inspiró profundamente y dijo la primera cosa sabia de la noche: «Arriba esta alto, abajo está bajo; por tanto, el medio está entre los dos»Todos los demás búhos susurraron, murmuraron e hicieron exclamaciones de asombro ante la profundidad de esta sabiduría. Luego batieron las alas en un aplauso.
El búho veterano inclinó la cabeza con humildad. Entonces, todos los búhos, uno a uno, fueron diciendo algo sabio.
«Más vale búho en mano que dos en un arbusto», «Búho que está bien, acaba bien». Y así sucesivamente.
Cuando acabó la reunión, algunas de las señoras búho, vestidas con sus mejores plumas, volaron hacia Mamá Búho. Una de las damas dijo:«Felicidades por tu recién nacido, Mamá Búho». Otra señora preguntó, ¿Cómo es?Mamá Búho vaciló. «Bueno, es... diferente». Otra señora búho se unió a ellas y dijo, «Tenía la esperanza de que lo traerías a la reunión».
«No... eh... todavía no está preparado», replicó Mamá Búho nerviosa.
«¿Por qué?», dijo una de las señoras búho. Mamá Búho casi se despluma. «Por favor, no pronuncie esa palabra» dijo, y se alejó volando mientras las demás señoras búho la miraban perplejas.
Las dos semanas siguientes fueron muy duras para Mamá Búho y Papá Búho. Se pasaron todas las noches diciendo «Who» para Bebé Búho. Pero, por mucho que el pobre Bebé Búho lo intentara, todos sus «who» acababan siendo un «why».
Transcurridas estas dos semanas, Mamá Búho y Papá Búho estaban tan roncos que a ellos mismos les costaba decir «who».
Mamá Búho miró a Bebé Búho con cansancio. «La ceremonia mensual de bienvenida a todos los nuevos bebés búho tendrá lugar esta noche y tú sólo eres capaz de decir «why». Papá Búho asintió: «Tienes que decir «who, como todos nosotros».
«Why?», preguntó Bebé Búho.
Esa noche, con gran turbación, Mamá Búho y Papá Búho llevaron a Bebé Búho a la reunión de la comunidad. Se sentaron sobre una rama con los demás pájaros y escucharon las palabras del líder, el Viejo Búho Sabio. «Y ahora es el momento de daros la bienvenida en la comunidad a todos vosotros, pequeñines. Todos tenéis edad suficiente ya para hablar como búhos, de modo que vamos a oíros».
Todos los búhos bebés inspiraron profundamente, batieron las alas y, ante la orgullosa mirada de sus padres, dijeron: «Who». Todos excepto Bebé Búho, que pronunció: «Why?».
El búho veterano no se creía lo que acababa de oír. Mamá y Papá Búho agacharon la cabeza, avergonzados. El búho veterano miró detenidamente a todos los pequeños. «Bueno, todos sabemos que un búho tiene que decir ‘who’. ¿Quién está diciendo ‘why’?».
Bebé Búho levantó el ala. El búho veterano voló a su lado. Se volvió hacia Mamá Búho y Papá Búho, y les preguntó ¿Por qué está diciendo «why?».
«Por favor, perdónele, oh, sabio. Es muy joven y le está costando trabajo decir «who», dijo Mamá Búho temblorosa. El Búho Sabio miró sorprendido a Bebé Búho. « ¿Como puede ser que te cueste decir ‘who’, cuando eso es quien tú eres».
Bebé Búho repitió: «Why?».
El Viejo Búho Sabio miró a Bebé Búho, cada vez más irritado. Se volvió hacia Mamá Búho y Papá Búho: «Siento mucho tener que darles esta mala noticia, pero no podemos admitir en el grupo a un búho que diga ‘why’ porque todos los búhos han de decir ‘who’».
Mamá Búho y Papá Búho parpadearon, mirándose desesperados. Sabían lo que el sabio diría a continuación: «Me temo que tendrá que abandonar el bosque».
« ¿No podría darle más tiempo?», dijo Mamá Búho con gran aflicción. «¿Un mes más?», dijo Papá Búho.
El búho veterano negó con la cabeza: «Me temo que no. Cuando yo digo algo sabio, me pone muy nervioso oír a alguien que pregunta ‘why?’». Dicho esto, se alejó volando; dejaba a una Mamá Búho, un Papá Búho y un Bebé Búho destrozados. Mamá Búho dijo: «Por favor, hijo, sé que permitiría que te quedaras si fueras capaz de decir who». Papá Búho se unió a ella: «Vamos, hijo... dilo. No queremos perderte».
Bebé Búho estaba muy triste. Inspiró profundamente y se esforzó por conseguir un «who», pero sólo consiguió un «why?».
A Bebé Búho no le quedaba otra alternativa. Tenía que abandonar a Mamá, a Papá, a los otros búhos y el bosque que tanto amaba para salir a ese extraño y aterrador lugar llamado... el mundo. Las lágrimas brotaron de los enormes ojos de los tres búhos mientras se despedían. El Bebé Búho echó a andar por un sendero que conducía a quién sabe qué lugar.
Miró atrás y vio que Mamá y Papá Búho le decían adiós con tristeza desde los líndes del bosque. Una sensación de soledad se apoderó de su pequeño corazón emplumado.
Extendió las alas y se elevó al cielo para iniciar una nueva vida. Aunque Bebé Búho no sabía decir «who», era muy búho en sus otras costumbres. Dormía durante el día y volaba de noche.
Su viaje lo llevó hasta una granja. Aterrizó sobre la cerca de un corral. Estaba hambriento, por lo que pensó que quizás podría comerse un lindo pollito como tentempié. Lo sobresaltó la voz de alguien que estaba detrás de él. «Yo no in tentaría atrapar un pollo para cenar aquí». Se volvió y vio a un precioso y joven pato. El pato llevaba una pequeña maleta bajo un ala. «El granjero tiene mucha puntería con la escopeta», añadió.
«Muchas gracias», dijo Bebé Búho. «Me has salvado la vida».
El joven pato suspiró: «Bueno, me alegro de que por fin alguien me aprecie».
Bebé Búho señaló la maleta del pato. «¿Te vas de viaje?».
«Sí», replicó el joven pato con tristeza: «Me voy para siempre».
«Why?», dijo Bebé Búho.
«¿No deberías decir «who?», dijo el pato.
Bebé Búho asintió. «No sé decir...». Se esforzó desesperadamente por conseguir la palabra, pero no lo logró. «Por mucho que lo intento, siempre me sale ‘why’. No te imaginas el problema tan grande que eso me ha supuesto».
El pato contempló a Bebé Búho con interés.
«Tenemos algo en común. Yo no soy capaz de pronunciar lo que se supone que un pato ha de decir».
«¿No sabes decir ‘cuac’?», dijo Bebé Búho cada vez más sorprendido.
El pato asintió: «Así es. Por mucho que me esfuerzo, no me sale». Inspiró profundamente y, con un gran esfuerzo, dijo: «cuic».
Bebé Búho estaba muy emocionado. «Qué casualidad que nos hayamos conocido. Ninguno de los dos es capaz de decir lo que se supone que debe decir».
El pato meneó la cabeza, contrariado: «Es una lata, ¿verdad?».
Bebé Búho asintió. «Los demás búhos me echaron».
Esta vez fue el pato el que empezó a emocionarse: «Eres como un hermano. A mí también me echaron. Nadie más en la comunidad quería a un pato que decía «cuic» en lugar de...». Se esforzó por decir la palabra, pero no lo consiguió. Bebé Búho acabó la frase por él: «Cuac».
El pato asintió, feliz de encontrar a alguien que había pasado por una experiencia similar a la suya.
«Ayer, todos los patos me expulsaron».
«Supongo que somos aves de una sola pluma», dijo Bebé Búho. Se rió con ganas de su propio chiste. El pato lo miró fijamente: «Te lo advierto: no soporto esos chistes de mal gusto».
Bebé Búho sonrió: «Lo siento. Es que no he podido evitarlo... Bueno, si no puedes vivir aquí, ¿a dónde irás?».
«A la ciudad. Te voy a confesar algo que no le dicho nunca a nadie. Quiero ser médico», replicó el pato. Los ojos de Bebé Búho se hicieron más grandes: «Entonces, es mejor que no puedas decir cuac». Soltó una risita. El pato lo miró fijamente. «Ya te lo he advertido: no me gustan esos chistes de mal gusto».
Bebé Búho no deseaba perder al único amigo que tenía, de modo que se disculpó rápidamente:«Lo siento, esta vez tampoco he podido contenerme, pero te prometo que no volverá a pasar en el futuro».
« ¿Crees que tenemos futuro?», inquirió el pato.
«Perdona que lo repita, pero somos aves de una sola pluma. Y ahora que nos hemos encontrado, seria una pena que nos separásemos», replicó Bebé Búho.
El pato asintió. Señaló su maleta: «Me marcho a la ciudad, Bebé Búho». Dicho esto, echó a andar por la carretera.
Bebé Búho corrió trás él. «No sé qué hacer con mi vida... ¿No podría ser también yo médico?».
De modo que partieron juntos, ala con ala. El pato le dijo a Bebé Búho que había oído al hijo del granjero contar emocionado a sus padres cuánto le gustaba estudiar medicina en la Universidad. Bebé Búho dijo que él nunca había estudiado nada, así que podría ser una buena experiencia.
Aunque tanto Bebé Búho como el pato tenían en mente la misma carrera, se encontraron con el problema de que ninguno de los dos sabía cómo llegar hasta la Universidad. Pronto se cansaron de andar.
El pato quería ir a la ciudad nadando por el río, mientras que el búho bebé quería volar, pero únicamente por la noche. De modo que se pusieron de acuerdo: el pato nadaría durante el día y el búho bebé lo alcanzaría por la noche. Así llegaron hasta la Universidad.
«Ahora que ya estamos aquí, ¿qué hacemos?», preguntó Bebé Búho.
«El hijo del granjero dijo que lo primero que hay que hacer es inscribirse», replicó el pato.
De modo que subieron por la escalinata del edificio de la administración y entraron.
En el vestíbulo vieron a una mujer de aspecto severo sentada detrás de un mostrador en el que se leía el rótulo INSCRIPCIONES. Se acercaron al mostrador y bebé búho le dijo que el pato y él querían ser médicos.
La mujer se sobresaltó: « Médicos!».
«Sí». replicó Bebé Búho y, señalando al pato, añadió: «Y, por favor, no le pida que pronuncie cuac porque no sabe decirlo».
La mujer parecía desconcertada.
«Debo decir que nunca hemos tenido un búho y un pato como alumnos en la Facultad de Medicina.
«¿Significa eso que no nos aceptará?», preguntó Bebé Búho.
La mujer reflexionó durante un momento y luego dijo: «Que yo recuerde, no hay ninguna regla en la Universidad que diga que un búho y un pato no pueden ser médicos. No obstante, antes de matricularos he de comprobar vuestros certificados».
«¿Eso qué es?», preguntó el pato.
«Es un papel en el que pone en qué escuelas habéis estudiado», replicó la mujer.
«¿Tenemos que ir a otras escuelas antes de venir a ésta?», preguntó Bebé Búho.
La mujer asintió. «Sí. Tenéis que ir a preescolar: luego a la escuela primaria, y después a la escuela secundaria».
Bebé Búho dijo: «Why?».
«Porque eso es lo que hace todo el mundo», contestó la mujer.
Una vez más, Bebé Búho preguntó: «¿Why?».
La mujer se estaba empezando a exasperar. «Porque esas son las reglas».
Bebé Búho Insistió: «¿Why?».
La mujer se estaba poniendo cada vez más nerviosa.
«Porque todos tenemos que vivir según ciertas reglas».
«¿Pero no sería más divertido que viviéramos sin normas?».
La mujer estaba un tanto desconcertada. «¿Divertido? ¡Nadie hace las cosas porque sean divertidas!».
El pato tapó rápidamente la boca de Bebé Búho con su ala antes de que éste volviera preguntar por qué. «Si fuésemos primero a todas esas escuelas, ¿cuánto tiempo tardaríamos en convertirnos en médicos?»
La mujer pensó un momento. «¡Oh!, Unos... treinta y dos años».
Bebé Búho y el pato se quedaron pasmados. «No puedo ser médico. No creo que un pato viva tantos años», dijo tristemente.
Bebé Búho y el pato descendieron bastante perplejos por la escalinata de la Universidad, pensando qué podían hacer con sus vidas tras este cambio de planes.
Ninguno de los dos había estado antes en la gran ciudad, de modo que decidieron ir a verla. Quizá ahí podrían encontrar alguna pista que les indicara por dónde seguir.
Quedaron boquiabiertos cuando se hallaron ante los innumerables rascacielos y los ruidosos automóviles, cuyas bocinas no paraban de sonar. Se detuvieron para observar a las multitudes que marchaban calle arriba y calle abajo apresuradamente.
«Me gustaría saber a dónde van todas estas personas», exclamó Bebé Búho.
«Vamos a preguntárselo», dijo el pato.
Bebé Búho asintió, expresando su conformidad. Detuvo a una mujer que pasó cerca de él. «Perdone, señora, ¿a dónde va?».
«A trabajar», replicó la mujer.
«Why?»La mujer se quedó un tanto perpleja ante la pregunta. «¿Que por qué?... Para ganar dinero, por eso».
«Why?», volvió a preguntar Bebé Búho.
«Para ganar suficiente dinero y así dejar de trabajar», replicó la mujer con impaciencia.
La mujer se alejó con prisas. «Esto no tiene mucho sentido», dijo Bebé Búho.
El pato estuvo de acuerdo: «Tampoco tiene sentido ir a la escuela durante treinta y dos años para convertirse en médico».
Bebé Búho se quedó pensativo: «Bueno, tenemos que hacer algo para convertirnos en alguien... quizás, si habláramos con algunas de estas personas, ellas podrían estar haciendo algo que a nosotros nos podría gustar hacer».
El pato estuvo de acuerdo, de modo que pararon a un hombre que no parecía tener tanta prisa como los demás.
«Perdone, señor, ¿a qué dedica su tiempo?», preguntó Bebé Búho.
«A evitar a mi mujer», replicó el hombre.
El hombre continuó su camino. «No creo que podamos hacer una carrera de eso», dijo el pato.
Se volvió para dirigirse a una mujer atractiva y bien vestida que venía hacia ellos: «Perdone, señora, ¿qué clase de trabajo hace usted?».
«Soy secretaria», replicó la mujer.
« ¿Y eso resulta divertido?», preguntó Bebé Búho.
«Sólo cuando estoy de vacaciones», contestó la mujer. Y se marchó con mucha prisa.
«Bueno», dijo el pato, «por fin hemos averiguado una cosa: las vacaciones son más divertidas que el trabajo».
El pato movió la cabeza de lado a lado: «Me temo que uno ha de trabajar para poder irse de vacaciones».
«¿Why?», dijo Bebé Búho.
«Según la primera mujer, tenemos que ganar dinero».
«Pero si ganar dinero no es divertido, ¿por qué hemos de hacerlo?», volvió a preguntar Bebé Búho.
El pato movió la cabeza, confundido, y contestó: «Pues no lo sé muy bien».
Pararon a otra mujer que bajaba por la calle.
«Perdone, señora, ¿usted trabaja?», preguntó Bebé Búho.
«Constantemente. Soy madre», respondió la mujer. «¿Y se divierte?», preguntó el pato.
«Ahora no, pero ya verás cuando mis hijos hayan crecido», contestó la mujer.
Bebé Búho y el pato miraron a la mujer con extrañeza; no entendían nada. Se dirigieron a un parque cercano, se sentaron y repasaron lo que habían aprendido hasta el momento. El pato, que era muy organizado, extrajo un pequeño cuaderno de su maleta, se puso las gafas y empezó a tomar nota.
Bebé Búho dijo: «Todo es muy confuso. Nadie parece divertirse trabajando a menos que estén de vacaciones».
El pato escribía rápidamente, asentía y volvía a escribir en su cuaderno. «Y las madres no se divierten hasta que sus hijos han crecido».
«Apuesto a que los médicos no se divierten mucho. Cuando por fin empiezan a trabajar ya se les ha pasado media vida», añadió Bebé Búho.
Levantaron la mirada al ver que una mujer con un carrito lleno de todo tipo de trastos se sentaba junto a ellos. Parecía una persona diferente a las que habían visto hasta el momento, así que pensaron que quizá ella les daría unas respuestas distintas.
«Perdone, señora, ¿qué tipo de trabajo hace usted? », preguntó Bebé Búho.
La mujer extrajo una manzana de su carrito, la mordió, masticó un rato y luego dijo: «Soy mendiga».
El pato pareció intrigado. «¿Hace falta ir a la escuela para ser mendiga o cualquier persona puede hacerlo?».
La mendiga los miró fríamente: « ¿Vosotros qué sois? ¿Unos listillos?».
«No, yo soy un búho bebé», dijo Bebé Búho.
«Y yo soy un pato», dijo el pato.
«Eso es evidente... incluso para una vieja como yo». Se ablandó un poco: «No era mi intención ser desagradable, es que estoy disgustada.., me han retirado la asistencia social».
«¿Que es la asistencia social?», preguntó Bebé Búho.
«Es un dinero que te dan por no trabajar», replicó la mendiga.
El pato y Bebé Búho parecían estar aún más confundidos. El pato se volvió hacia la mujer de las bolsas y le preguntó: «¿Le pagan a uno por no trabajar?». La mujer asintió.
«Quizá ésa debería ser nuestra carrera», dijo Bebé Búho.
«No os lo recomiendo», dijo la mendiga. El Gobierno os puede quitar la asistencia social en cualquier momento».
«¿Por qué se la quitaron a usted?», preguntó el pato.
La mendiga encendió un cigarrillo y dijo:«Porque mentí acerca del número de hijos que tengo».
«¿Cuantos hijos tiene?», preguntó Bebé Búho.
«Ninguno», replicó la mendiga. Se puso de pie y se alejó.
El pato realizó más anotaciones en su cuaderno: «Es un mundo extraño. Consigues dinero por trabajar pero también consigues dinero por no trabajar».
El pato cerró su cuaderno bruscamente y se lo puso debajo del ala. «Quizás lo divertido sea gastar el dinero. Busquemos algo que hacer que nos dé mucho dinero para gastar».
El rostro de Bebé Búho se iluminó. «Eso me parece una idea brillante».
El pato ahuecó sus plumas: «Es una idea brillante... porque yo soy un pato brillante».
Una adolescente muy mona apareció por el camino, paseando a su perro. El pato la detuvo:«Perdona, jovencita, ¿quién dirías tú que gana más dinero?».
«Las estrellas de cine», replicó la adolescente sin pensárselo dos veces, y siguió su camino.
«¿Adónde hay que ir para ser una estrella de cine?», gritó Bebé Búho para que lo oyera.
La chica miró por encima de su hombro hacia atrás y contestó, también a voz en grito: «Hollywood!».
Y así fue como el búho bebé y el pato acabaron entrando en la recepción de un importante estudio de Hollywood. Ambos estaban decididos a convertirse en estrellas de cine. El vigilante que había detrás del mostrador levantó la vista y les preguntó: «¿En qué puedo ayudarles?».
«Queremos ser estrellas de cine», contestó el pato.
El vigilante rió entre dientes. «Estáis bromeando».
Bebé Búho movió la cabeza muy serio: «No, no es una broma, al parecer, se gana mucho más dinero con esto que siendo mendigo».
El vigilante rió. «Desde luego, no os falta sentido del humor. Os diré lo que tenéis que hacer, chicos: tenéis que encontrar un representante».
«¿Qué es un representante?», preguntó el pato. «Un representante es una persona que te consigue trabajo en las películas», aclaró el vigilante.
«¿Cómo conseguimos un representante?», preguntó Bebé Búho.
«Primero hay que conseguir un trabajo en el cine. Cuando el agente os vea trabajando, estará dispuesto, a su vez, a trabajar para vosotros».
Bebé Búho y el pato parecían desconcertados:«¿Tenemos que conseguir un trabajo para conseguir que una persona nos consiga un trabajo?».
El oficial se encogió de hombros: «Así es el negocio».
Bebé Búho se volvió hacia el pato y le dijo. «Creo que estamos siguiendo la carrera equivocada».
Durante las semanas siguientes. Bebé Búho y el pato conversaron con todos aquellos que estuvieron dispuestos a hablar con ellos. Preguntaron a la gente acerca de cómo vivían, pero cuantas más respuestas recibían, más confundidos se quedaban. Llegaron a la conclusión de que la gente trabajaba muchísimo.., que casi nadie se divertía, excepto los días en que no trabajaban. Y todos estaban trabajando para poder tener coches, casas y piscinas en California. Al búho bebé y al pato les pareció que debía de ser agradable disfrutar de esas cosas.
Entonces descubrieron que no todas las personas las tenían. Los bancos eran los dueños de las casas y las piscinas mientras que las compañías financieras eran dueñas de los coches. Y la mayoría de las personas estaban constantemente preocupadas por no tener dinero suficiente para realizar los pagos y perder todas esas cosas que no poseían.
Además, cuando el pato y el bebé búho preguntaban a las personas acerca del propósito de este peculiar estilo de vida, éstas se disgustaban mucho y querían saber por qué un búho estúpido y un pato tonto se creían con derecho a interrogarlas.
Un día, exhaustos tras las largas encuestas, el búho bebé y el pato se sentaron en un banco del parque.
El pato masticaba las palomitas de maíz que sacaba de una bolsa y el búho bebé comía una salchicha que tenía pinchada en un palo. El pato, con las gafas puestas, hizo unas últimas anotaciones en su cuaderno. Levantó la vista. «En cuatro días, me han llamado pato tonto ciento cincuenta y tres veces».
«A mí, la gente me dice que deje de hacer esas preguntas estúpidas y que me limite a ser un búho como todos los demás».
«Veo que te estás acostumbrando a las salchichas», dijo el pato.
Bebé Búho asintió. «Preferiría comerme un buen ratón, pero la salchicha es lo más parecido que he encontrado. Reconozcámoslo: un ratón también es comida basura».
El pato volvió a examinar sus notas: «Hasta el momento, hemos hablado con novecientas cuarenta y siete personas. Todas trabajan para conseguir dinero y ninguna se divierte».
«Excepto cuando lo gastan», añadió Bebé Búho.
«Así es», dijo el pato.
«Cada vez que les preguntaba por qué no cambiaban de trabajo», continuó Bebé Búho, «las personas me contestaban que siempre habían estado haciendo eso o que no sabían hacer otra cosa».
El pato volvió a mirar sus anotaciones: «Doscientas veintitrés personas dijeron que trabajaban con ordenadores. Todavía no sé muy bien qué es un ordenador».
«Imagino que debe tratarse de una máquina que piensa para que las personas no tengan que hacerlo», dijo el búho bebé.
El pato se quedó pensativo: «Estos ordenadores parecen casi humanos. Me pregunto si acabarán teniendo automóviles, casas y piscinas».
Después, volvió a leer su cuaderno: «Setecientas treinta personas dijeron que les daba miedo de cambiar porque se sentían seguras haciendo lo de siempre... incluso aunque no les gustaba».
«Supongo que si todas estas personas fuesen patos graznarían en lugar de dejar que las echaran del corral», gruñó Bebé Búho.
El pato asintió. «Y si fuesen búhos, hubiesen dicho ‘who’, incluso aunque hubieran querido decir ‘why’».
«Debo admitir que sin los demás búhos a menudo me siento solo», confesó Bebé Búho. Luego añadió apresuradamente: «No me malinterpretes: no estoy diciendo que tú no seas un buen amigo».
«Lo comprendo», replicó el pato. «Yo también me siento solo sin los otros patos de mi corral.»
Bebé Búho suspiró: «A veces siento deseos de dejar de decir «why» y de aprender, de alguna manera, a decir... (se ahoga cuando intenta pronunciar la palabra «who») para regresar y vivir en paz con los demás búhos».
Ahora le tocó suspirar al pato. «Durante la última semana he estado intentando pronunciar «cuic». Cuando lo dijo, le salió casi como un «cuac.» Pero nunca había pronunciado un «cuic» tan cercano a un «cuac».
«Lo has dicho... ¡casi lo has dicho!», dijo Bebé Búho emocionado.
«Me ha costado mucho trabajo; cada vez que lo intento estoy a punto de ahogarme», replicó el pato.
Bebé Búho comentó, un poco deprimido:«¿Te das cuenta de lo que estamos diciendo?»«Sí», contesto el pato, «que deberíamos volver a ser como todo el mundo».
Entonces, repentinamente, se oyó la voz de un hombre, que parecía venir de todas partes... y de ninguna. La voz les dijo: «¡No lo hagáis!». Miraron a su alrededor, pero no vieron a nadie. Era escalofriante. El pato habló tímidamente:«Tú, el que no podemos ver, ¿sigues ahí?».
Entonces volvieron a oír la voz, que les decía:«Por supuesto que estoy aquí. Venid al Museo de Arte de la Historia Americana esta noche y hablaremos».
El pato y Bebé Búho se miraron maravillados. ¿Se habían imaginado esa voz? No, ambos la habían oído. El pato fue quien primero se recuperó: «¿Crees que deberíamos ir esta noche?».
«Esa voz parecía ser capaz de responder a muchas de las cosas que no comprendemos», replicó Bebé Búho, y añadió: «A voz regalada, no le mires el dentado».
El pato estuvo de acuerdo, de modo que, esa noche, fueron al museo de arte y, cuando el guardián se dispuso a cerrar todo con llave, se escondieron detrás de unas cortinas. Al poco rato, se apagaron las luces. Bebé Búho y el pato salieron de detrás de las cortinas y miraron tímidamente a su alrededor. Todo estaba tan oscuro que se pusieron muy nerviosos.
«En este preciso momento no me muero de ganas por encontrarme con una voz en la oscuridad», susurró el pato.
«A mí también me da un poco de miedo”, dijo Bebé Búho, «pero no te preocupes. Puedo ver muy bien en la oscuridad, de manera que, si echo a correr, tú haz lo mismo».
El pato iba recuperando lentamente su valor. «Ya que estamos aquí, echemos un vistazo». El Bebé Búho asintió. Se detuvieron ante los retratos de Thomas Jefferson, Thomas Paine, Benjamin Franklin y Andrew Jackson. El tiempo transcurría, pero no oían la voz. Se preguntaron si no se habrían equivocado de museo. De repente, Bebé Búho se quedó paralizado.
El pato susurró, aprensivo: «¿Ha llegado la hora de echar a correr?». Miró en la misma dirección que Bebé Búho para ver a qué se debía el repentino pánico de su amigo. Ambos observaron incrédulos cómo los cuerpos de Jefferson, Paine, Franklin y Jackson abandonaban las pinturas. Avanzaron, cual fantasmas, hasta rodear al pato y a Bebé Búho, que seguían paralizados.
«No temáis», dijo Jefferson amablemente. «Estamos aquí para ayudaros, no para haceros daño».
El pato y Bebé Búho les pareció que ésa era una buena noticia. «¿Fue alguno de ustedes quien nos habló hoy en el parque?» preguntó el pato, tembloroso.
«Sí. Fui yo», sonrió Thomas Jefferson. «Os hemos pedido que vengáis aquí para daros las gracias».
Bebé Búho y el pato se sorprendieron. «¡Pero si no hemos hecho nada especial!», exclamó el pato, y añadió: «¿Por qué queréis darnos las gracias?».
«Por atreveros a ser diferentes», replicó Paine. Franklin aclaró: «Cuando redactarnos la Declaración de Independencia, nosotros también nos atrevimos a ser diferentes».
Paine asintió. «Declaramos que todos los hombres son libres e iguales; nadie lo había hecho nunca hasta entonces».
Jefferson se unió a ellos. «Y escribimos la Constitución para que el país creciese con ella y para que ayudase a las personas a cambiar y a realizarse en esta tierra maravillosa».
«Por desgracia, en la práctica esta idea se confundió, en su mayor parte, con conseguir el éxito», puntualizó Jackson.
«Sí», dijo Paine. «El éxito pasó a ser la principal motivación.., que es ganar dinero».
Jefferson movió la cabeza con tristeza. «De modo que esta nación se ha convertido en un país de personas que no piensan en otra cosa más que en cuánto dinero pueden ganar».
«Y además hemos observado que no parecen divertirse mucho haciéndolo», añadió Bebé Búho.
«Es cierto», dijo Jackson. «Cuando perdieron el sentido de cómo realizarse, perdieron también el sentido del humor con el cual nacieron».
«¿Cómo puedo realizarme?», preguntó Bebé Búho.
«Aprendiendo a amarte a ti mismo», sonrió Franklin. «Y en la medida en que te ames a ti mismo, podrás amar a tus vecinos, a tus amigos y a todas las demás personas que hay en esta gran nación».
Bebé Búho se volvió hacia el pato: «Quizá sea ésta la carrera que tantas ganas tenemos de hacer».
«El amor es una carrera muy buena», dijo Paine. «Cuando una persona está llena de amor, no hay lugar para el miedo».
«No lo comprendo», dijo el pato. Jefferson sonrió. «Imagina que eres una botella de leche. Cuando has llenado tu botella con amor, no hay lugar para nada más. Pero si esta botella no está llena de amor, empieza a llenarse de odio y de miedo».
«Y actualmente hay más temor que diversión en el modo de vida de la gente», dijo Paine.
Jefferson, que había permanecido un rato en silencio, habló. «No hay suficientes personas cambiando y creciendo. Están atascados en sus moldes y sólo unas pocas, como tú, Bebé Búho, y tú, patito, os habéis atrevido a romper el molde y ser diferentes».
Franklin les sonrió alegremente. Al búho, le dijo: «Te arriesgaste a no ser un búho». Se volvió hacia el pato: «Y tú te arriesgaste a no ser un pato».
«Ésa es la libertad que deseábamos que el hombre encontrase», sentenció Jackson.
«Quizá sí hicimos algo especial», le dijo Bebé Búho al pato.
Benjamin Franklin los abrazó: «Puedes estar seguro de eso, Bebé Búho. Os habéis arriesgado a ser quienes no sois, de manera que ahora podéis ser también quienes en realidad sois... un búho y un pato. Eso os hace completamente libres».
Por primera vez, Bebé Búho sintió que una descarga de energía atravesaba su pequeño cuerpo. Inspiró profundamente, erizó las plumas, y dijo:«Libre... es lo que soy».
Autor: Robert F
OCTUBRE
http://www.estudiantes.info/cuentos/juan_sin_miedo.htmEL RENACUAJO PASEADOR
http://youtu.be/hP-Qpg-g7t0
ABRIL LOS DOS OSOS DESOBEDIENTES
http://youtu.be/Sg8OxXaXl2Q
MARZO
Este año el homenaje es a Rafael Pombo
La pobre viejecita
http://youtu.be/gryK1ktFvdU
FEBRERO
Cuento
LOS TRES CERDITOS
Cuenta la leyenda que los tres cerditos del cuento, animados por su triunfo sobre el lobo, recorrían el país como héroes, contando sus aventuras a cualquiera que los invitara a comer manzanas, su fruta favorita.
Pero las manzanas empezaron a escasear porque el rey había ordenado llenar su gran despensa, y los cerditos fueron a hablar con él. Este los recibió con alegría, pero también con envidia.
Pero las manzanas empezaron a escasear porque el rey había ordenado llenar su gran despensa, y los cerditos fueron a hablar con él. Este los recibió con alegría, pero también con envidia.
- Vaya, los famosos, listos y trabajadores cerditos del cuento. Os daré cuantas manzanas queráis si sois capaces de decirme exactamente cuántas manzanas guardo en mi despensa.
Los cerditos aceptaron el reto, y el primero de ellos se lanzó a la despensa. Estaba llena de cestos de manzanas de todos los tipos y tamaños ¡un auténtico paraíso!
Pero contar las manzanas resultó muy difícil. Cuando llegaba a varios cientos se perdía o se equivocaba y tenía que empezar de cero. El rey disfrutaba viendo las dificultades del cerdito, y cuando este dijo un número final, respondió:
- No es correcto. Por cierto, olvidé deciros que si falláis los tres, mañana seréis la comida de mis invitados. El señor lobo es uno de mis mejores amigos... ¡Guardias, encerrad a este cerdito!
El segundo cerdito se puso a contar. Viendo lo fácil que era confundirse con tantas manzanas, decidió ir haciendo grupos y contar cada cesto por separado. Unos tenían 92, otros 107, otros 88... así consiguió avanzar sin errores, pero cuando llegó la hora de sumar las manzanas de todos los cestos, era incapaz de recordar cuántas había en cada uno. Y también falló.
- Buen banquete tendremos mañana ¡Guardias, encerrad también a este cerdito!
Quedaba únicamente el cerdito mayor, el más famoso de los tres, y el rey se preguntaba qué haría.
- Bueno, hagamos esto con un poco de orden - dijo el cerdito- Primero un cestito pequeño con 10 manzanas. Y luego, otro cestito de 10. Y luego, otro cestito de 10..
- ¡Ja,ja,ja,ja! - rió el rey - Así tardarás una semana en contarlas, y para cuando acabes nos habremos comido a tus hermanos, ¡ja,ja,ja!
- ¡Ja,ja,ja,ja! - rió el rey - Así tardarás una semana en contarlas, y para cuando acabes nos habremos comido a tus hermanos, ¡ja,ja,ja!
Pero el cerdito continuó.
- Ahora que tengo 10 cestitos de 10, los echo todos en un cesto mediano y así tengo uno de 100. Y vuelvo a hacer cestitos de 10... así, ¿lo ves? ya tengo otros 10 cestitos, los junto todos en otro cesto mediano, y tengo otro grupo de 100 manzanas...
El cerdito siguió contando. Cuando llegó a tener 10 cestos de 100, los juntó todos en uno de los cestos más grandes para hacer un grupo enorme de 1000 manzanas. Y volvió a empezar con sus grupitos. Cuando terminó de contar, mucho antes de lo que el rey había pensado y de lo que habían tardado sus hermanos, el cerdito había llenado 9 cestos grandes, 8 medianos y 3 pequeños, y le quedaban 7 manzanas sueltas.
- Nueve mil ochocientas treinta y siete manzanas, majestad.- respondió seguro el cerdito.
El rey, un poco rabioso, no quería reconocer su asombro y, recordando lo difíciles que eran las sumas con llevadas, trajo una bandeja con unas pocas manzanas.
- Uy, perdona, había olvidado las 8 manzanas del comedor-
Y mientras se las daba, sonreía pensado para sus adentros: “je,je, je, ahora tendrá que volver a empezar de nuevo”.
Pero el cerdito, sin preocuparse, juntó aquellas 8 manzanas a las 7 que tenía sueltas, y volvió a meter 10 de ellas en un cestito que puso junto a los otros cestos pequeños. Luego contó las que le sobraron sueltas, que eran 5. Al final había los mismos cestos grandes y medianos, pero tenía un cestito más, y 5 manzanas sueltas.
- Nueve mil ochocientas cuarenta y cinco manzanas, majestad- volvió a decir triunfante, ante el asombro del rey.
El rey, que en el fondo no tenía ni idea de cuántas manzanas tenía, quedó tan maravillado por aquella forma de contar que liberó inmediatamente al cerdito y a sus hermanos, y ordenó que desde aquel momento todo el mundo utilizara el mismo sistema de grupitos para contar. Y de este modo, los cerditos salieron de los libros de cuentos para entrar también en los de matemáticas, en forma de unidades, decenas, centenas... y sumas con llevadas
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Autor.. Pedro Pablo Sacristan
TOMADO DE:
http://cuentosparadormir.com/
DICIEMBRE
http://youtu.be/NbsXFUkug7w
NOVIEMBRE
El buho que no podía ulular
Mamá Búho descansaba sobre la rama de un árbol en el bosque. Junto a ella, se encontraba Bebé Búho. Era su primer hijo; hacía cuatro semanas que había salido del cascarón, y ahora ella lo contemplaba con orgullo.
Papá Búho estaba sentado sobre una rama cercana y miraba a su hijo con el mismo orgullo. Era un gran momento en las vidas de los tres búhos, porque Mamá Búho y Papá Búho se disponían a enseñar a su hijo a ulular.
Mamá Búho se aclaró la garganta para atraer la atención de su pequeño hijo y dijo: «Who». Bebé Búho se dio un buen susto pero no contestó nada. Mamá Búho volvió a aclarar su garganta y repitió, «Who». Bebé Búho la miró con ojos interrogadores.
Papá Búho sacudió las alas impaciente y dijo:«Repite con tu madre, hijo, di ‘Who’».
Bebé Búho miró desconcertado a su padre, primero, y a su madre, después. Mamá Búho y Papá Búho dijeron juntos: «Who».
Bebé Búho abrió la boca e inspiró profundamente, mientras Mamá y Papá escuchaban expectantes. Bebé Búho dijo: «Why?». Mamá Búho y Papá Búho miraron desconcertados a Bebé Búho y repitieron: «qué?». Bebé Búho asintió: «Sí, ¿por qué?».
Mamá Búho replicó: «Porque eso es lo que dice un búho... Who».
Bebé Búho dijo: «¿Por qué?».
Papá Búho, un tanto pasmado por esta conversación, farfulló: «Porque... eh... eso es lo que han venido diciendo los búhos desde hace cientos de años».
Bebé Búho dijo: « ¿Por qué?».
Papá Búho se volvió hacia Mamá Búho y dijo bruscamente: «¿Cómo has podido darme un hijo así?». «¿De qué te quejas? Yo estuve empollando ese huevo durante tres semanas», respondió Mamá Búho impaciente. Se volvió hacia Bebé Búho: «A ver, quiero oírte decir who».
Bebé Búho miró primero a Mamá Búho y luego a un ceñudo Papá Búho, y decidió intentarlo una vez más. Inspiró profundamente, frunció el pico de diferentes maneras y se esforzó por emitir el sonido «who», pero no le salía. Todo lo que era capaz de decir se limitaba a «why».
Papá Búho se estaba poniendo cada vez más nervioso. «Mira, niño, no puedes ir volando por este bosque y diciendo “por qué».
Bebé Búho dijo: « ¿Por qué?».
Mamá Búho parpadeó: Porque tienes que decir «who». «Who» es quien tú eres.
Todo lo que Bebé Búho fue capaz de pronunciar fue «¿Por qué?». Papá Búho contestó bruscamente: «Porque soy tu padre y yo digo «who» y tú vas a decir «who» ahora mismo.
Bebé Búho contempló el amenazador bulto de plumas que era su padre, inspiró profundamente y se esforzó una vez más por emitir el sonido, pero todo lo que salió fue: «Why?». Mamá Búho y Papá Búho se miraron horrorizados.
Una vez a la semana, los búhos celebraban un encuentro. Esa noche, todos los búhos se habían reunido para decir cosas sabias. El miembro más anciano del grupo encrespó sus plumas, inspiró profundamente y dijo la primera cosa sabia de la noche: «Arriba esta alto, abajo está bajo; por tanto, el medio está entre los dos»Todos los demás búhos susurraron, murmuraron e hicieron exclamaciones de asombro ante la profundidad de esta sabiduría. Luego batieron las alas en un aplauso.
El búho veterano inclinó la cabeza con humildad. Entonces, todos los búhos, uno a uno, fueron diciendo algo sabio.
«Más vale búho en mano que dos en un arbusto», «Búho que está bien, acaba bien». Y así sucesivamente.
Cuando acabó la reunión, algunas de las señoras búho, vestidas con sus mejores plumas, volaron hacia Mamá Búho. Una de las damas dijo:«Felicidades por tu recién nacido, Mamá Búho». Otra señora preguntó, ¿Cómo es?Mamá Búho vaciló. «Bueno, es... diferente». Otra señora búho se unió a ellas y dijo, «Tenía la esperanza de que lo traerías a la reunión».
«No... eh... todavía no está preparado», replicó Mamá Búho nerviosa.
«¿Por qué?», dijo una de las señoras búho. Mamá Búho casi se despluma. «Por favor, no pronuncie esa palabra» dijo, y se alejó volando mientras las demás señoras búho la miraban perplejas.
Las dos semanas siguientes fueron muy duras para Mamá Búho y Papá Búho. Se pasaron todas las noches diciendo «Who» para Bebé Búho. Pero, por mucho que el pobre Bebé Búho lo intentara, todos sus «who» acababan siendo un «why».
Transcurridas estas dos semanas, Mamá Búho y Papá Búho estaban tan roncos que a ellos mismos les costaba decir «who».
Mamá Búho miró a Bebé Búho con cansancio. «La ceremonia mensual de bienvenida a todos los nuevos bebés búho tendrá lugar esta noche y tú sólo eres capaz de decir «why». Papá Búho asintió: «Tienes que decir «who, como todos nosotros».
«Why?», preguntó Bebé Búho.
Esa noche, con gran turbación, Mamá Búho y Papá Búho llevaron a Bebé Búho a la reunión de la comunidad. Se sentaron sobre una rama con los demás pájaros y escucharon las palabras del líder, el Viejo Búho Sabio. «Y ahora es el momento de daros la bienvenida en la comunidad a todos vosotros, pequeñines. Todos tenéis edad suficiente ya para hablar como búhos, de modo que vamos a oíros».
Todos los búhos bebés inspiraron profundamente, batieron las alas y, ante la orgullosa mirada de sus padres, dijeron: «Who». Todos excepto Bebé Búho, que pronunció: «Why?».
El búho veterano no se creía lo que acababa de oír. Mamá y Papá Búho agacharon la cabeza, avergonzados. El búho veterano miró detenidamente a todos los pequeños. «Bueno, todos sabemos que un búho tiene que decir ‘who’. ¿Quién está diciendo ‘why’?».
Bebé Búho levantó el ala. El búho veterano voló a su lado. Se volvió hacia Mamá Búho y Papá Búho, y les preguntó ¿Por qué está diciendo «why?».
«Por favor, perdónele, oh, sabio. Es muy joven y le está costando trabajo decir «who», dijo Mamá Búho temblorosa. El Búho Sabio miró sorprendido a Bebé Búho. « ¿Como puede ser que te cueste decir ‘who’, cuando eso es quien tú eres».
Bebé Búho repitió: «Why?».
El Viejo Búho Sabio miró a Bebé Búho, cada vez más irritado. Se volvió hacia Mamá Búho y Papá Búho: «Siento mucho tener que darles esta mala noticia, pero no podemos admitir en el grupo a un búho que diga ‘why’ porque todos los búhos han de decir ‘who’».
Mamá Búho y Papá Búho parpadearon, mirándose desesperados. Sabían lo que el sabio diría a continuación: «Me temo que tendrá que abandonar el bosque».
« ¿No podría darle más tiempo?», dijo Mamá Búho con gran aflicción. «¿Un mes más?», dijo Papá Búho.
El búho veterano negó con la cabeza: «Me temo que no. Cuando yo digo algo sabio, me pone muy nervioso oír a alguien que pregunta ‘why?’». Dicho esto, se alejó volando; dejaba a una Mamá Búho, un Papá Búho y un Bebé Búho destrozados. Mamá Búho dijo: «Por favor, hijo, sé que permitiría que te quedaras si fueras capaz de decir who». Papá Búho se unió a ella: «Vamos, hijo... dilo. No queremos perderte».
Bebé Búho estaba muy triste. Inspiró profundamente y se esforzó por conseguir un «who», pero sólo consiguió un «why?».
A Bebé Búho no le quedaba otra alternativa. Tenía que abandonar a Mamá, a Papá, a los otros búhos y el bosque que tanto amaba para salir a ese extraño y aterrador lugar llamado... el mundo. Las lágrimas brotaron de los enormes ojos de los tres búhos mientras se despedían. El Bebé Búho echó a andar por un sendero que conducía a quién sabe qué lugar.
Miró atrás y vio que Mamá y Papá Búho le decían adiós con tristeza desde los líndes del bosque. Una sensación de soledad se apoderó de su pequeño corazón emplumado.
Extendió las alas y se elevó al cielo para iniciar una nueva vida. Aunque Bebé Búho no sabía decir «who», era muy búho en sus otras costumbres. Dormía durante el día y volaba de noche.
Su viaje lo llevó hasta una granja. Aterrizó sobre la cerca de un corral. Estaba hambriento, por lo que pensó que quizás podría comerse un lindo pollito como tentempié. Lo sobresaltó la voz de alguien que estaba detrás de él. «Yo no in tentaría atrapar un pollo para cenar aquí». Se volvió y vio a un precioso y joven pato. El pato llevaba una pequeña maleta bajo un ala. «El granjero tiene mucha puntería con la escopeta», añadió.
«Muchas gracias», dijo Bebé Búho. «Me has salvado la vida».
El joven pato suspiró: «Bueno, me alegro de que por fin alguien me aprecie».
Bebé Búho señaló la maleta del pato. «¿Te vas de viaje?».
«Sí», replicó el joven pato con tristeza: «Me voy para siempre».
«Why?», dijo Bebé Búho.
«¿No deberías decir «who?», dijo el pato.
Bebé Búho asintió. «No sé decir...». Se esforzó desesperadamente por conseguir la palabra, pero no lo logró. «Por mucho que lo intento, siempre me sale ‘why’. No te imaginas el problema tan grande que eso me ha supuesto».
El pato contempló a Bebé Búho con interés.
«Tenemos algo en común. Yo no soy capaz de pronunciar lo que se supone que un pato ha de decir».
«¿No sabes decir ‘cuac’?», dijo Bebé Búho cada vez más sorprendido.
El pato asintió: «Así es. Por mucho que me esfuerzo, no me sale». Inspiró profundamente y, con un gran esfuerzo, dijo: «cuic».
Bebé Búho estaba muy emocionado. «Qué casualidad que nos hayamos conocido. Ninguno de los dos es capaz de decir lo que se supone que debe decir».
El pato meneó la cabeza, contrariado: «Es una lata, ¿verdad?».
Bebé Búho asintió. «Los demás búhos me echaron».
Esta vez fue el pato el que empezó a emocionarse: «Eres como un hermano. A mí también me echaron. Nadie más en la comunidad quería a un pato que decía «cuic» en lugar de...». Se esforzó por decir la palabra, pero no lo consiguió. Bebé Búho acabó la frase por él: «Cuac».
El pato asintió, feliz de encontrar a alguien que había pasado por una experiencia similar a la suya.
«Ayer, todos los patos me expulsaron».
«Supongo que somos aves de una sola pluma», dijo Bebé Búho. Se rió con ganas de su propio chiste. El pato lo miró fijamente: «Te lo advierto: no soporto esos chistes de mal gusto».
Bebé Búho sonrió: «Lo siento. Es que no he podido evitarlo... Bueno, si no puedes vivir aquí, ¿a dónde irás?».
«A la ciudad. Te voy a confesar algo que no le dicho nunca a nadie. Quiero ser médico», replicó el pato. Los ojos de Bebé Búho se hicieron más grandes: «Entonces, es mejor que no puedas decir cuac». Soltó una risita. El pato lo miró fijamente. «Ya te lo he advertido: no me gustan esos chistes de mal gusto».
Bebé Búho no deseaba perder al único amigo que tenía, de modo que se disculpó rápidamente:«Lo siento, esta vez tampoco he podido contenerme, pero te prometo que no volverá a pasar en el futuro».
« ¿Crees que tenemos futuro?», inquirió el pato.
«Perdona que lo repita, pero somos aves de una sola pluma. Y ahora que nos hemos encontrado, seria una pena que nos separásemos», replicó Bebé Búho.
El pato asintió. Señaló su maleta: «Me marcho a la ciudad, Bebé Búho». Dicho esto, echó a andar por la carretera.
Bebé Búho corrió trás él. «No sé qué hacer con mi vida... ¿No podría ser también yo médico?».
De modo que partieron juntos, ala con ala. El pato le dijo a Bebé Búho que había oído al hijo del granjero contar emocionado a sus padres cuánto le gustaba estudiar medicina en la Universidad. Bebé Búho dijo que él nunca había estudiado nada, así que podría ser una buena experiencia.
Aunque tanto Bebé Búho como el pato tenían en mente la misma carrera, se encontraron con el problema de que ninguno de los dos sabía cómo llegar hasta la Universidad. Pronto se cansaron de andar.
El pato quería ir a la ciudad nadando por el río, mientras que el búho bebé quería volar, pero únicamente por la noche. De modo que se pusieron de acuerdo: el pato nadaría durante el día y el búho bebé lo alcanzaría por la noche. Así llegaron hasta la Universidad.
«Ahora que ya estamos aquí, ¿qué hacemos?», preguntó Bebé Búho.
«El hijo del granjero dijo que lo primero que hay que hacer es inscribirse», replicó el pato.
De modo que subieron por la escalinata del edificio de la administración y entraron.
En el vestíbulo vieron a una mujer de aspecto severo sentada detrás de un mostrador en el que se leía el rótulo INSCRIPCIONES. Se acercaron al mostrador y bebé búho le dijo que el pato y él querían ser médicos.
La mujer se sobresaltó: « Médicos!».
«Sí». replicó Bebé Búho y, señalando al pato, añadió: «Y, por favor, no le pida que pronuncie cuac porque no sabe decirlo».
La mujer parecía desconcertada.
«Debo decir que nunca hemos tenido un búho y un pato como alumnos en la Facultad de Medicina.
«¿Significa eso que no nos aceptará?», preguntó Bebé Búho.
La mujer reflexionó durante un momento y luego dijo: «Que yo recuerde, no hay ninguna regla en la Universidad que diga que un búho y un pato no pueden ser médicos. No obstante, antes de matricularos he de comprobar vuestros certificados».
«¿Eso qué es?», preguntó el pato.
«Es un papel en el que pone en qué escuelas habéis estudiado», replicó la mujer.
«¿Tenemos que ir a otras escuelas antes de venir a ésta?», preguntó Bebé Búho.
La mujer asintió. «Sí. Tenéis que ir a preescolar: luego a la escuela primaria, y después a la escuela secundaria».
Bebé Búho dijo: «Why?».
«Porque eso es lo que hace todo el mundo», contestó la mujer.
Una vez más, Bebé Búho preguntó: «¿Why?».
La mujer se estaba empezando a exasperar. «Porque esas son las reglas».
Bebé Búho Insistió: «¿Why?».
La mujer se estaba poniendo cada vez más nerviosa.
«Porque todos tenemos que vivir según ciertas reglas».
«¿Pero no sería más divertido que viviéramos sin normas?».
La mujer estaba un tanto desconcertada. «¿Divertido? ¡Nadie hace las cosas porque sean divertidas!».
El pato tapó rápidamente la boca de Bebé Búho con su ala antes de que éste volviera preguntar por qué. «Si fuésemos primero a todas esas escuelas, ¿cuánto tiempo tardaríamos en convertirnos en médicos?»
La mujer pensó un momento. «¡Oh!, Unos... treinta y dos años».
Bebé Búho y el pato se quedaron pasmados. «No puedo ser médico. No creo que un pato viva tantos años», dijo tristemente.
Bebé Búho y el pato descendieron bastante perplejos por la escalinata de la Universidad, pensando qué podían hacer con sus vidas tras este cambio de planes.
Ninguno de los dos había estado antes en la gran ciudad, de modo que decidieron ir a verla. Quizá ahí podrían encontrar alguna pista que les indicara por dónde seguir.
Quedaron boquiabiertos cuando se hallaron ante los innumerables rascacielos y los ruidosos automóviles, cuyas bocinas no paraban de sonar. Se detuvieron para observar a las multitudes que marchaban calle arriba y calle abajo apresuradamente.
«Me gustaría saber a dónde van todas estas personas», exclamó Bebé Búho.
«Vamos a preguntárselo», dijo el pato.
Bebé Búho asintió, expresando su conformidad. Detuvo a una mujer que pasó cerca de él. «Perdone, señora, ¿a dónde va?».
«A trabajar», replicó la mujer.
«Why?»La mujer se quedó un tanto perpleja ante la pregunta. «¿Que por qué?... Para ganar dinero, por eso».
«Why?», volvió a preguntar Bebé Búho.
«Para ganar suficiente dinero y así dejar de trabajar», replicó la mujer con impaciencia.
La mujer se alejó con prisas. «Esto no tiene mucho sentido», dijo Bebé Búho.
El pato estuvo de acuerdo: «Tampoco tiene sentido ir a la escuela durante treinta y dos años para convertirse en médico».
Bebé Búho se quedó pensativo: «Bueno, tenemos que hacer algo para convertirnos en alguien... quizás, si habláramos con algunas de estas personas, ellas podrían estar haciendo algo que a nosotros nos podría gustar hacer».
El pato estuvo de acuerdo, de modo que pararon a un hombre que no parecía tener tanta prisa como los demás.
«Perdone, señor, ¿a qué dedica su tiempo?», preguntó Bebé Búho.
«A evitar a mi mujer», replicó el hombre.
El hombre continuó su camino. «No creo que podamos hacer una carrera de eso», dijo el pato.
Se volvió para dirigirse a una mujer atractiva y bien vestida que venía hacia ellos: «Perdone, señora, ¿qué clase de trabajo hace usted?».
«Soy secretaria», replicó la mujer.
« ¿Y eso resulta divertido?», preguntó Bebé Búho.
«Sólo cuando estoy de vacaciones», contestó la mujer. Y se marchó con mucha prisa.
«Bueno», dijo el pato, «por fin hemos averiguado una cosa: las vacaciones son más divertidas que el trabajo».
El pato movió la cabeza de lado a lado: «Me temo que uno ha de trabajar para poder irse de vacaciones».
«¿Why?», dijo Bebé Búho.
«Según la primera mujer, tenemos que ganar dinero».
«Pero si ganar dinero no es divertido, ¿por qué hemos de hacerlo?», volvió a preguntar Bebé Búho.
El pato movió la cabeza, confundido, y contestó: «Pues no lo sé muy bien».
Pararon a otra mujer que bajaba por la calle.
«Perdone, señora, ¿usted trabaja?», preguntó Bebé Búho.
«Constantemente. Soy madre», respondió la mujer. «¿Y se divierte?», preguntó el pato.
«Ahora no, pero ya verás cuando mis hijos hayan crecido», contestó la mujer.
Bebé Búho y el pato miraron a la mujer con extrañeza; no entendían nada. Se dirigieron a un parque cercano, se sentaron y repasaron lo que habían aprendido hasta el momento. El pato, que era muy organizado, extrajo un pequeño cuaderno de su maleta, se puso las gafas y empezó a tomar nota.
Bebé Búho dijo: «Todo es muy confuso. Nadie parece divertirse trabajando a menos que estén de vacaciones».
El pato escribía rápidamente, asentía y volvía a escribir en su cuaderno. «Y las madres no se divierten hasta que sus hijos han crecido».
«Apuesto a que los médicos no se divierten mucho. Cuando por fin empiezan a trabajar ya se les ha pasado media vida», añadió Bebé Búho.
Levantaron la mirada al ver que una mujer con un carrito lleno de todo tipo de trastos se sentaba junto a ellos. Parecía una persona diferente a las que habían visto hasta el momento, así que pensaron que quizá ella les daría unas respuestas distintas.
«Perdone, señora, ¿qué tipo de trabajo hace usted? », preguntó Bebé Búho.
La mujer extrajo una manzana de su carrito, la mordió, masticó un rato y luego dijo: «Soy mendiga».
El pato pareció intrigado. «¿Hace falta ir a la escuela para ser mendiga o cualquier persona puede hacerlo?».
La mendiga los miró fríamente: « ¿Vosotros qué sois? ¿Unos listillos?».
«No, yo soy un búho bebé», dijo Bebé Búho.
«Y yo soy un pato», dijo el pato.
«Eso es evidente... incluso para una vieja como yo». Se ablandó un poco: «No era mi intención ser desagradable, es que estoy disgustada.., me han retirado la asistencia social».
«¿Que es la asistencia social?», preguntó Bebé Búho.
«Es un dinero que te dan por no trabajar», replicó la mendiga.
El pato y Bebé Búho parecían estar aún más confundidos. El pato se volvió hacia la mujer de las bolsas y le preguntó: «¿Le pagan a uno por no trabajar?». La mujer asintió.
«Quizá ésa debería ser nuestra carrera», dijo Bebé Búho.
«No os lo recomiendo», dijo la mendiga. El Gobierno os puede quitar la asistencia social en cualquier momento».
«¿Por qué se la quitaron a usted?», preguntó el pato.
La mendiga encendió un cigarrillo y dijo:«Porque mentí acerca del número de hijos que tengo».
«¿Cuantos hijos tiene?», preguntó Bebé Búho.
«Ninguno», replicó la mendiga. Se puso de pie y se alejó.
El pato realizó más anotaciones en su cuaderno: «Es un mundo extraño. Consigues dinero por trabajar pero también consigues dinero por no trabajar».
El pato cerró su cuaderno bruscamente y se lo puso debajo del ala. «Quizás lo divertido sea gastar el dinero. Busquemos algo que hacer que nos dé mucho dinero para gastar».
El rostro de Bebé Búho se iluminó. «Eso me parece una idea brillante».
El pato ahuecó sus plumas: «Es una idea brillante... porque yo soy un pato brillante».
Una adolescente muy mona apareció por el camino, paseando a su perro. El pato la detuvo:«Perdona, jovencita, ¿quién dirías tú que gana más dinero?».
«Las estrellas de cine», replicó la adolescente sin pensárselo dos veces, y siguió su camino.
«¿Adónde hay que ir para ser una estrella de cine?», gritó Bebé Búho para que lo oyera.
La chica miró por encima de su hombro hacia atrás y contestó, también a voz en grito: «Hollywood!».
Y así fue como el búho bebé y el pato acabaron entrando en la recepción de un importante estudio de Hollywood. Ambos estaban decididos a convertirse en estrellas de cine. El vigilante que había detrás del mostrador levantó la vista y les preguntó: «¿En qué puedo ayudarles?».
«Queremos ser estrellas de cine», contestó el pato.
El vigilante rió entre dientes. «Estáis bromeando».
Bebé Búho movió la cabeza muy serio: «No, no es una broma, al parecer, se gana mucho más dinero con esto que siendo mendigo».
El vigilante rió. «Desde luego, no os falta sentido del humor. Os diré lo que tenéis que hacer, chicos: tenéis que encontrar un representante».
«¿Qué es un representante?», preguntó el pato. «Un representante es una persona que te consigue trabajo en las películas», aclaró el vigilante.
«¿Cómo conseguimos un representante?», preguntó Bebé Búho.
«Primero hay que conseguir un trabajo en el cine. Cuando el agente os vea trabajando, estará dispuesto, a su vez, a trabajar para vosotros».
Bebé Búho y el pato parecían desconcertados:«¿Tenemos que conseguir un trabajo para conseguir que una persona nos consiga un trabajo?».
El oficial se encogió de hombros: «Así es el negocio».
Bebé Búho se volvió hacia el pato y le dijo. «Creo que estamos siguiendo la carrera equivocada».
Durante las semanas siguientes. Bebé Búho y el pato conversaron con todos aquellos que estuvieron dispuestos a hablar con ellos. Preguntaron a la gente acerca de cómo vivían, pero cuantas más respuestas recibían, más confundidos se quedaban. Llegaron a la conclusión de que la gente trabajaba muchísimo.., que casi nadie se divertía, excepto los días en que no trabajaban. Y todos estaban trabajando para poder tener coches, casas y piscinas en California. Al búho bebé y al pato les pareció que debía de ser agradable disfrutar de esas cosas.
Entonces descubrieron que no todas las personas las tenían. Los bancos eran los dueños de las casas y las piscinas mientras que las compañías financieras eran dueñas de los coches. Y la mayoría de las personas estaban constantemente preocupadas por no tener dinero suficiente para realizar los pagos y perder todas esas cosas que no poseían.
Además, cuando el pato y el bebé búho preguntaban a las personas acerca del propósito de este peculiar estilo de vida, éstas se disgustaban mucho y querían saber por qué un búho estúpido y un pato tonto se creían con derecho a interrogarlas.
Un día, exhaustos tras las largas encuestas, el búho bebé y el pato se sentaron en un banco del parque.
El pato masticaba las palomitas de maíz que sacaba de una bolsa y el búho bebé comía una salchicha que tenía pinchada en un palo. El pato, con las gafas puestas, hizo unas últimas anotaciones en su cuaderno. Levantó la vista. «En cuatro días, me han llamado pato tonto ciento cincuenta y tres veces».
«A mí, la gente me dice que deje de hacer esas preguntas estúpidas y que me limite a ser un búho como todos los demás».
«Veo que te estás acostumbrando a las salchichas», dijo el pato.
Bebé Búho asintió. «Preferiría comerme un buen ratón, pero la salchicha es lo más parecido que he encontrado. Reconozcámoslo: un ratón también es comida basura».
El pato volvió a examinar sus notas: «Hasta el momento, hemos hablado con novecientas cuarenta y siete personas. Todas trabajan para conseguir dinero y ninguna se divierte».
«Excepto cuando lo gastan», añadió Bebé Búho.
«Así es», dijo el pato.
«Cada vez que les preguntaba por qué no cambiaban de trabajo», continuó Bebé Búho, «las personas me contestaban que siempre habían estado haciendo eso o que no sabían hacer otra cosa».
El pato volvió a mirar sus anotaciones: «Doscientas veintitrés personas dijeron que trabajaban con ordenadores. Todavía no sé muy bien qué es un ordenador».
«Imagino que debe tratarse de una máquina que piensa para que las personas no tengan que hacerlo», dijo el búho bebé.
El pato se quedó pensativo: «Estos ordenadores parecen casi humanos. Me pregunto si acabarán teniendo automóviles, casas y piscinas».
Después, volvió a leer su cuaderno: «Setecientas treinta personas dijeron que les daba miedo de cambiar porque se sentían seguras haciendo lo de siempre... incluso aunque no les gustaba».
«Supongo que si todas estas personas fuesen patos graznarían en lugar de dejar que las echaran del corral», gruñó Bebé Búho.
El pato asintió. «Y si fuesen búhos, hubiesen dicho ‘who’, incluso aunque hubieran querido decir ‘why’».
«Debo admitir que sin los demás búhos a menudo me siento solo», confesó Bebé Búho. Luego añadió apresuradamente: «No me malinterpretes: no estoy diciendo que tú no seas un buen amigo».
«Lo comprendo», replicó el pato. «Yo también me siento solo sin los otros patos de mi corral.»
Bebé Búho suspiró: «A veces siento deseos de dejar de decir «why» y de aprender, de alguna manera, a decir... (se ahoga cuando intenta pronunciar la palabra «who») para regresar y vivir en paz con los demás búhos».
Ahora le tocó suspirar al pato. «Durante la última semana he estado intentando pronunciar «cuic». Cuando lo dijo, le salió casi como un «cuac.» Pero nunca había pronunciado un «cuic» tan cercano a un «cuac».
«Lo has dicho... ¡casi lo has dicho!», dijo Bebé Búho emocionado.
«Me ha costado mucho trabajo; cada vez que lo intento estoy a punto de ahogarme», replicó el pato.
Bebé Búho comentó, un poco deprimido:«¿Te das cuenta de lo que estamos diciendo?»«Sí», contesto el pato, «que deberíamos volver a ser como todo el mundo».
Entonces, repentinamente, se oyó la voz de un hombre, que parecía venir de todas partes... y de ninguna. La voz les dijo: «¡No lo hagáis!». Miraron a su alrededor, pero no vieron a nadie. Era escalofriante. El pato habló tímidamente:«Tú, el que no podemos ver, ¿sigues ahí?».
Entonces volvieron a oír la voz, que les decía:«Por supuesto que estoy aquí. Venid al Museo de Arte de la Historia Americana esta noche y hablaremos».
El pato y Bebé Búho se miraron maravillados. ¿Se habían imaginado esa voz? No, ambos la habían oído. El pato fue quien primero se recuperó: «¿Crees que deberíamos ir esta noche?».
«Esa voz parecía ser capaz de responder a muchas de las cosas que no comprendemos», replicó Bebé Búho, y añadió: «A voz regalada, no le mires el dentado».
El pato estuvo de acuerdo, de modo que, esa noche, fueron al museo de arte y, cuando el guardián se dispuso a cerrar todo con llave, se escondieron detrás de unas cortinas. Al poco rato, se apagaron las luces. Bebé Búho y el pato salieron de detrás de las cortinas y miraron tímidamente a su alrededor. Todo estaba tan oscuro que se pusieron muy nerviosos.
«En este preciso momento no me muero de ganas por encontrarme con una voz en la oscuridad», susurró el pato.
«A mí también me da un poco de miedo”, dijo Bebé Búho, «pero no te preocupes. Puedo ver muy bien en la oscuridad, de manera que, si echo a correr, tú haz lo mismo».
El pato iba recuperando lentamente su valor. «Ya que estamos aquí, echemos un vistazo». El Bebé Búho asintió. Se detuvieron ante los retratos de Thomas Jefferson, Thomas Paine, Benjamin Franklin y Andrew Jackson. El tiempo transcurría, pero no oían la voz. Se preguntaron si no se habrían equivocado de museo. De repente, Bebé Búho se quedó paralizado.
El pato susurró, aprensivo: «¿Ha llegado la hora de echar a correr?». Miró en la misma dirección que Bebé Búho para ver a qué se debía el repentino pánico de su amigo. Ambos observaron incrédulos cómo los cuerpos de Jefferson, Paine, Franklin y Jackson abandonaban las pinturas. Avanzaron, cual fantasmas, hasta rodear al pato y a Bebé Búho, que seguían paralizados.
«No temáis», dijo Jefferson amablemente. «Estamos aquí para ayudaros, no para haceros daño».
El pato y Bebé Búho les pareció que ésa era una buena noticia. «¿Fue alguno de ustedes quien nos habló hoy en el parque?» preguntó el pato, tembloroso.
«Sí. Fui yo», sonrió Thomas Jefferson. «Os hemos pedido que vengáis aquí para daros las gracias».
Bebé Búho y el pato se sorprendieron. «¡Pero si no hemos hecho nada especial!», exclamó el pato, y añadió: «¿Por qué queréis darnos las gracias?».
«Por atreveros a ser diferentes», replicó Paine. Franklin aclaró: «Cuando redactarnos la Declaración de Independencia, nosotros también nos atrevimos a ser diferentes».
Paine asintió. «Declaramos que todos los hombres son libres e iguales; nadie lo había hecho nunca hasta entonces».
Jefferson se unió a ellos. «Y escribimos la Constitución para que el país creciese con ella y para que ayudase a las personas a cambiar y a realizarse en esta tierra maravillosa».
«Por desgracia, en la práctica esta idea se confundió, en su mayor parte, con conseguir el éxito», puntualizó Jackson.
«Sí», dijo Paine. «El éxito pasó a ser la principal motivación.., que es ganar dinero».
Jefferson movió la cabeza con tristeza. «De modo que esta nación se ha convertido en un país de personas que no piensan en otra cosa más que en cuánto dinero pueden ganar».
«Y además hemos observado que no parecen divertirse mucho haciéndolo», añadió Bebé Búho.
«Es cierto», dijo Jackson. «Cuando perdieron el sentido de cómo realizarse, perdieron también el sentido del humor con el cual nacieron».
«¿Cómo puedo realizarme?», preguntó Bebé Búho.
«Aprendiendo a amarte a ti mismo», sonrió Franklin. «Y en la medida en que te ames a ti mismo, podrás amar a tus vecinos, a tus amigos y a todas las demás personas que hay en esta gran nación».
Bebé Búho se volvió hacia el pato: «Quizá sea ésta la carrera que tantas ganas tenemos de hacer».
«El amor es una carrera muy buena», dijo Paine. «Cuando una persona está llena de amor, no hay lugar para el miedo».
«No lo comprendo», dijo el pato. Jefferson sonrió. «Imagina que eres una botella de leche. Cuando has llenado tu botella con amor, no hay lugar para nada más. Pero si esta botella no está llena de amor, empieza a llenarse de odio y de miedo».
«Y actualmente hay más temor que diversión en el modo de vida de la gente», dijo Paine.
Jefferson, que había permanecido un rato en silencio, habló. «No hay suficientes personas cambiando y creciendo. Están atascados en sus moldes y sólo unas pocas, como tú, Bebé Búho, y tú, patito, os habéis atrevido a romper el molde y ser diferentes».
Franklin les sonrió alegremente. Al búho, le dijo: «Te arriesgaste a no ser un búho». Se volvió hacia el pato: «Y tú te arriesgaste a no ser un pato».
«Ésa es la libertad que deseábamos que el hombre encontrase», sentenció Jackson.
«Quizá sí hicimos algo especial», le dijo Bebé Búho al pato.
Benjamin Franklin los abrazó: «Puedes estar seguro de eso, Bebé Búho. Os habéis arriesgado a ser quienes no sois, de manera que ahora podéis ser también quienes en realidad sois... un búho y un pato. Eso os hace completamente libres».
Por primera vez, Bebé Búho sintió que una descarga de energía atravesaba su pequeño cuerpo. Inspiró profundamente, erizó las plumas, y dijo:«Libre... es lo que soy».
Autor: Robert F
OCTUBRE
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AGOSTO
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AUTOR: ESOPO
MARZO
CUENTO: PLATERO Y YO
FEBRERO
CUENTO: HORACIO
LINK: http://www.scribd.com/doc/48702598/Horacio
AUTOR: Colección mi primera colina
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